historia, ciudad, mar del plata, politica, deporte, escenarios, mar, plata, playa, maronese, armando

CAPÍTULO 25

 

VIDA SOCIAL


 

   El origen de Mar del Plata, era eminentemente rural.  Desde el punto de vista de sus costumbres y actividades cotidianas, el pueblo de la Laguna de los Padres (primer nombre con el que se conoció al caserío que formaba la primitiva Mar del Plata), no difería del común de otros pueblos de la región.  Con la transformación del pueblo en balneario, fue tomando características urbanas.

   En el año 1870 el poblado era relativamente importante y representaba un atractivo para la "peonada", tal como se denominaba al grupo de hombres que realizaban tareas de campo poco calificadas.

   En los días festivos o de descanso, los que trabajaban en las estancias cercanas, se reunían en las casas de juego y entretenimientos, como la de Madame Bonnet.  Ésta, regenteaba a las mujeres más famosas de la zona en el "Hotel del Huevo", conocido en la región como el lugar en donde se encontraba diversión segura. También estaba la fonda de José Cabrera, donde se realizaban alegres reuniones.

   Los entretenimientos de esa época tenían que ver con ese contexto rural.  Los juegos eran la taba, las carreras de caballos, la riña de gallos, el juego de las bochas y el juego de las sortijas.  Como en muchos de ellos mediaban apuestas, era común que surgieran disputas o peleas, que provocaban la intervención del Juez de Paz, quien era el encargado de mantener el orden.

   Estos juegos que caracterizaban a la primitiva Mar del Plata, no desaparecieron con la urbanización de la misma, sino que se mantuvieron en el tiempo aunque estuvieron limitados principalmente, a las zonas periféricas y de chacras.

   En ocasión de inaugurarse la Rambla de 1912, se sirvió un almuerzo en Parque Camet. En esa oportunidad se organizó un partido de taba -cuyo juego estaba prohibido- y en el momento de las apuestas, un agente de policía que estaba allí, intervino diciendo que estaban todos detenidos, aunque nadie fue preso porque entre los que infligían la ley, estaba el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Sr. de la Serna.

   En lo que respecta a la fonda de José Cabrera, era otro de los lugares de sociabilidad rural a principios de siglo. Allí la gente de campo, se reunía a jugar al truco y a las bochas y además se reunían, luego de la dura jornada laboral, a tomar unas copas de caña o participar de los bailes improvisados.

   Pero la ocupación del tiempo libre no siempre tenía que ver con lo festivo.  El intercambio de información también ocupa el tiempo libre y en el comienzo del poblado, era de suma importancia, porque las noticias llegaban a ritmo de carreta o caballo.  Los diarios con las noticias del resto del país y del mundo y la correspondencia, que también era una forma de mantenerse comunicados, llegaban en las galeras de la empresa "del Sud" y en algunas ocasiones también en las de "La Vascongada" o en "La de los Mayorales".  Los pobladores del Puerto de la Laguna de los Padres, vivían estos días casi como una fiesta. Podían intercambiar información de todo tipo y sobre todo podían mantener nuevas discusiones políticas, acordes a las noticias de actualidad.

   Pero la circulación de información no se producía solo los días de llegadas de diarios y correspondencia.  En la zona de quintas y chacras, los almacenes de ramos generales, entre los que fue muy famoso el "Almacén Lanfranconi", cumplían en parte con esta función de esparcimiento.  Allí el dueño por lo general era el encargado de traer las noticias del centro o de Buenos Aires y de comunicar mensajes de un vecino a otro.

   Arribar a Mar del Plata hacia finales de la década de 1870 era muy complicado.  Los trenes sólo llegaban hasta Chascomús y de allí se emprendía un largo trayecto en galeras y caballos.  Las mercaderías se traían en carretas tiradas por bueyes o caballos.

   En las galeras que era el único medio de transporte de la campaña, se mezclaba gente muy distinta: gauchos pobres y ricos hacendados, policías y presidiarios, mujeres y niños.  Como el viaje duraba algunos días, los pasajeros intercambiaban y compartían algunas experiencias, tanto dentro del transporte como en las paradas que se hacían cada tanto para cambiar los caballos, alimentarse y descansar, así como también para dejar noticias, correspondencia y encomiendas.

   Estos altos en los viajes se hacían en las estancias, las pulperías o las postas.  Muchas veces los lugareños participaban de los fogones que allí se improvisaban.  Se jugaba por dinero, compartían el asado, el vino y se guitarreaba y en estas condiciones se hacía el baile.

   Estas eran fiestas de carácter popular en que la diversidad de participantes, contrastaba con la homogeneidad de los asistentes a las organizadas por la oligarquía.  Las familias de renombre que viajaban hacia el Puerto de la Laguna de los Padres paraban, casi obligadamente en las estancias de hacendados amigos.  Allí generalmente, los jóvenes organizaban bailes, juegos de prendas y contaban cuentos.

   El arribo a Mar del Plata no solo ponía final a este agitado viaje, sino que daba lugar a la recepción de las últimas noticias traídas por los recién llegados.  Uno de los centros de "información" era, aunque parezca inusual, la botica (la antigua farmacia).  Al igual que los almacenes, las boticas eran un espacio de sociabilización por excelencia.  Allí los vecinos discutían los temas de interés común, compartían las noticias o simplemente planeaban entretenimientos más triviales,  como una partida de naipes.

   La vida social mejoró considerablemente y en forma acelerada con la llegada del tren el 26 de septiembre de 1886, pues fue una gran ventaja para los pasajeros porque acortó notablemente el tiempo del viaje. Con la llegada del ferrocarril, comenzó la promoción del balneario en Buenos Aires y en diciembre de 1866, se inicia la primera temporada veraniega.  Mientras las personas adineradas de Buenos Aires veraneaban, la mayor parte de los marplatenses realizaban los trabajos típicos de la temporada que significaba, al igual que hoy en día, jornadas más extensas de trabajo y en consecuencia, reducción del tiempo libre de los residentes de la ciudad.

   La llegada del tren a Mar del Plata, fue una gran ventaja para los pasajeros, mercaderías, correspondencia y encomiendas, porque acortó notablemente el tiempo del viaje.  Pero como la estación Norte del ferrocarril quedaba bastante lejos de los lugares de hospedaje, los ricos veraneantes solicitaron que se construyera otra estación más cercana a sus lugares de residencia.  Fue así que en el año 1909 se construyó la estación llamada "Nueva", en la parte sur de la ciudad y ubicada entre las calles Alberti, Garay, Sarmiento y Las Heras (donde hoy funciona la terminal de ómnibus de larga distancia).

   Para los primeros años del siglo XX, algunos vecinos adinerados tuvieron acceso a uno de los últimos inventos de la época: el automóvil.  Los primeros llegaron a través del ferrocarril y eran utilizados para pasear por la ciudad, mientras eran observados como una curiosidad.  En el año 1908, llegaba por primera vez a la ya ciudad de Mar del Plata, un veraneante en automóvil desde Buenos Aires y el viaje le demoró cinco días.  En la estación Norte se descargaban de los vagones automóviles de marcas europeas, como Mercedes Benz, Rolls Royce o estadounidenses como Ford, Chevrolet y Overland.  A pesar de ello, los carruajes a caballo, siguieron siendo utilizados para románticos paseos por la costa.

   La forma de disfrutar de la playa era, en aquella época, diferente de la que se tiene actualmente.  Los baños de mar se tomaban solo en las horas de la mañana y las señoras lo hacían en un sector diferente al de los hombres.  La prohibición del uso de largavistas o prismáticos durante las horas del baño, también obedecía a esta división entre hombres y mujeres.  Sobre la arena, en algunas playas se construyeron casillas de madera con plataformas y toldos delanteros y las usaban para cambiarse de ropa o para sentarse a descansar luego del baño de mar.

 

Reglamento de baño para la temporada del año 1888

Art. 1- Es prohibido bañarse desnudo. 

Art. 2- El traje de baño admitido por este reglamento, es todo aquel que cubra el cuerpo desde el cuello hasta la rodilla. 

Art. 3- En las tres playas conocidas en el Puerto, de la Iglesia y de la Gruta, no podrán bañarse los hombres mezclados con las señoras a no ser que tuvieran familia y lo hicieran acompañando a ella.

Art. 4- Es prohibido a los hombres solos, aproximarse durante el baño a las señoras que estuviesen en él, debiendo mantenerse por lo menos a una distancia de 30 metros. 

Art. 5- Se prohibe a las horas del baño, el uso de anteojos de teatro u otro instrumento de larga vista, así como situarse en la orilla cuando se bañan señoras.

Art. 6- Es prohibido bañar animales en las playas destinadas para el baño de familias.

Art. 7- Es igualmente prohibido el uso de palabras o acciones deshonestas o contrarias al decoro.

 

 

  Otra de las atracciones relacionadas con la playa, era los paseos por la costa.  Con ese motivo se construyó la primera rambla en la playa Bristol, en el año 1887, donde se aprovecharon las construcciones de maderas ya mencionadas, uniéndolas por medio de tablones.  La Rambla además, permitía que la gente se refugiara del sol, ya que los veraneantes de esa época no se exponían directamente a los rayos del sol.  El bronceado no se consideraba, como hoy, un valor estético.  La blancura de la piel y sobre todo de la piel femenina, era una cualidad altamente valorada.

   En septiembre de 1890, un fuerte temporal destruyó la rambla.  Como para ese entonces, el paseo por dicho lugar se había impuesto con la fuerza de una moda y era un atractivo inseparable de la playa marplatense, el Dr. Carlos Pellegrini, presidente de la Nación, ordenó construir otra.   Esta segunda Rambla, llevaba el nombre de su promotor y también era de madera, aunque sus estructuras más sólidas.

   La intervención de autoridades nacionales y de la oligarquía porteña en los destinos de la ciudad, era frecuente, dado que les interesaba el mejoramiento edilicio del lugar en el cual pasaban tres meses por año.  Muchos de los lugares de recreación y sobre todos los más lujosos, se construyeron pensando solo en el verano y en los turistas.  Así en 1889, el Sr. Fermín Iza, instaló la primera casa de juego con ruletas, ocupando unas casillas de madera sobre la rambla primitiva.  En el mismo año, comenzó a construirse un gran edificio de madera en el que se efectuaron representaciones teatrales y donde funcionaron mesas de Bacarat y Caballitos.  También en 1889, se fundó el Casino Bristol que constituyó uno de los atractivos de la temporada veraniega.  El juego de ruleta fue un entretenimiento del mundo masculino, ya que los que más frecuentaban estos lugares eran hombres.

   Una de las excursiones destacadas de la época era la visita al faro, que se construyó en 1890.  La gente llegaba hasta allí para conocer otro lugar de la ciudad y también para participar en la caza de lobos marinos, patos y zorros.

   Además del Casino Bristol y las Ramblas, la sucesión de temporadas exitosas y las características económicas de los veraneantes que llegaron a Mar del Plata, incrementaron la construcción de lujosos hoteles, como el Royal Hotel, Bristol y Regina.  Con el tiempo, muchas de las ricas familias que disfrutaban de las temporadas marplatenses, comenzaron a edificar sus villas de verano, verdaderas mansiones que competían en belleza y suntuosidad.  En los hoteles se realizaban banquetes y bailes a los que no podían dejar de asistir aquellos integrantes de la elite porteña, que querían figurar.

   Otros puntos habituales de reunión, eran en el café La Brasilera y más tarde en el Golf Club o en el Ocean Club de Playa Grande.  También era un centro de reunión, las agencias de los grandes periódicos: La Prensa, La Razón, El Hogar, Caras y Caretas y La Nación, situados en la Rambla.  Más tarde, se incorporaron los salones del Club Mar del Plata y el Club Náutico.

   A tal punto el balneario era de los veraneantes, que muchas de las cosas que les incumbían se resolvían en Buenos Aires.  Allí un grupo de señores integrantes de la primera Sociedad Anglo-Argentina de la República, que practicaban el golf, decidió la creación del Mar del Plata Golg Club, en el año 1900.

   Otro ejemplo fue durante la primera "Fiesta del Mar", organizada en el año 1910.  Se asistió en las calles céntricas al desfile de marineros, bandas musicales, escolares con las banderas, la carroza con la reina y gauchos a caballo.  Las aspirantes a reinas del mar, fueron sometidas a una rigurosa selección por las señoras más distinguidas.  No es sorprendente entonces que, aunque residentes en Mar del Plata, la reina elegida proviniese de Buenos Aires.   Recién en el año 1932, la Fiesta del Mar adquirió la jerarquía que hoy tiene entre el resto de las celebraciones locales.  La ciudad en pleno auge comercial y con toda claridad volcada hacia la explotación del turismo, necesitaba hacer propaganda a través de todos los medios a su alcance.  En el año 1940, la Dirección Municipal de Turismo, auspició estos certámenes que comenzaron a poner más acento sobre los marplatenses y lo popular, resultado de la apertura marplatense al turismo masivo.

   En las primeras décadas del siglo XX, surgieron clubes deportivos en los diferentes barrios, que significaron la aparición de jugadores, los simpatizantes y programas de actividades seguras para el fin de semana; las deportivas y las sociales, las fiestas para recaudar fondos y los bailes del club que atraían a la gente del barrio.

   Los clubes se diferenciaban socialmente: el Club Mar del Plata, el Ocean o Golf Club, estaban destinados para la gente rica, en tanto que el Club Kimberley, Quilmes o San Lorenzo, eran frecuentados por los sectores populares y sobre todo por marplatenses.  En el club Urquiza, se reunían el personal gastronómico, doméstico y de servicio: mozos, mucamas, niñeras, etc.  Aquí no sólo se hacían las reuniones sociales sino también se discutía los asuntos gremiales.  Al club San Isidro, por su parte, en pleno barrio La Pescadilla, concurrían las personas ligadas al trabajo de la pesca.

   Una de las actividades más difundidas de los clubes de barrio, además de los deportes eran los "bailes".  Estos que, en principio se desarrollaban en los comedores de los hoteles, comenzaron a realizarse en los clubes hacia finales de 1930.  Los clubes tales como Unión, Kimberley, Nación y en la periferia, Libertad y Alvarado, atraían multitudes.  Los bailes en estos clubes eran de carácter familiar y más sencillos que aquellos del Ocean Club.

   En la década de 1940, se iniciaron los bailes en el Hurlingham Hotel, los cuales atraían tanto a turistas como a residentes de clase media.  La música mayormente escuchada era jazz y tango.

   A falta de salas o ambientes propicios, la juventud fue adquiriendo el derecho de bailar en los comedores de los hoteles.  Los marplatenses recordaban con nostalgia aquellas reuniones del hotel Amistad o el Regina.  Sin embargo todavía allí no se producía un desprendimiento umbilical que persistía en los clubes de barrio.  Los bailes eran "familiares" y, desde luego, junto con las muchachas concurrían sus madres.

   Las modas, en todos los sentidos, siempre fueron prontamente apropiadas en Mar del Plata.  Con el auge de nuevos ritmos de música y la eclosión del bullicio juvenil, se originó una nueva etapa que propugnó hábitos y postergó prohibiciones.

   Los expertos y veteranos hombres que se dedican actualmente a la explotación de salas bailables, coinciden en sostener que el comienzo de las confiterías bailables (hoy corrientes y populares en todo el país), se produjo en el Hotel Scafidi, justo en Cabo Corrientes.  Allí concurrían las muchachas a tomar el té de las tardes.  Tras de ellas, los jóvenes, ansiosos de un acercamiento difícil en otras circunstancias.  Se hacía un lugar entre las mesas, pasaban música con un tocadiscos y allí comenzaron a bailar las parejitas.

   El éxito fue inmediato.  Ya el mundo después de la segunda Guerra Mundial, había determinado que si muchachas y muchachos de 20 años eran obligados a manejar fusiles, tanques y cañones, también les cabía el derecho de divertirse sin la familia vigilando, ahí no más, en sillas alrededor de la pista.

   En general y resumiendo, la actividad de los clubes y confiterías se fueron sucediendo paulatinamente.   En un principio, en el Bristol se realizaban los bailes mas distinguidos y al cual solamente tenían acceso los jóvenes de familias pertenecientes al sector de la aristocracia. Había severos porteros que advertían enseguida la incompatibilidad, si algún osado ajeno al medio, intentaba colarse.  También fueron famosos los bailes que se organizaban en el Salón Dorado del Club Mar del Plata (ya incendiado). Tan solo luego de 1950, los jóvenes marplatenses se atrevían a poner sus pies en tan selecto reducto.  Tiempos eran en que Eduardo Armani con su jazz y Julio De Caro, con su típica imponían un nuevo ritmo, aunque por supuesto muy refinado.

   Los sábados por la noche y los domingos en "matinée" los clubes de barrio atraían multitudes. Se preferían los clubes Unión, Nación, Mar del Plata, Kimberley y en las periferias Cadetes de San Martín, Libertad y Alvarado, entre otros.  Pero como también las muchachas que trabajaban en servicio doméstico (desde 1940 a 1970), albergaban justificados deseos de divertirse.  Y, en gran mayoría (99,99%), concurrían al club Urquiza. Famosos fueron sus carnavales.  

   Una alternativa intermedia donde pudieron iniciar conversaciones los jóvenes, sin el protocolo de ser presentados, se inició en los bailables que se realizaban en el Hurlingham Hotel (desde 1945 a 1965 fecha en que se sindicalizó). Temporada a temporada, Castrito y su Jazz, con Ángel Ratti y su típica, atrajeron a turistas de la clase media y a jóvenes del "centro" de la ciudad.  Fue un adelanto muy importante para romper antiguas separaciones de clases. 

   La gente mayor tenía la posibilidad de concurrir al "misterio" de los cabaret con "veinte caras bonitas", pero todavía sin "strip tease".    El gran Oscar Alemán antes de tocar en Enterprisse, tocaba en la confitería "El Caracol", ubicada en Córdoba 4554,  y era propiedad de Roque Isaac García. El lugar era hermoso, todo rodeado de parques, justamente enfrente de donde hoy está el Hospital Privado de la Comunidad. Mas o menos fue por el año 1956. 

   Heredera de los bailes de los clubes, surgió la avenida Constitución, vinculada a todo lo que tenía que ver con la diversión y el esparcimiento.  Su origen como la "Avenida del Ruido", se remonta al año 1946.  Un "par de audaces" tuvieron lo que pareció una extravagante idea (así se los consideró).  Alquilaron un viejo y casi derruido almacén en la Av. Constitución y Patagones, lo arreglaron y así nació "Pancho Fredy", la primera boite de Mar del Plata.  Al poco tiempo y a pocas cuadras de ahí, el músico Osvaldo Fresedo, puso la segunda boite de Mar del Plata, en la Av. Tejedor y Constitución y que se llamó "Tajamar".

   La tercera boite fue "Sunset", que en un principio estaba más hacia la ruta 2 sobre la mano de los impares y tenía techo de paja a dos aguas.  Luego con el tiempo cerró y tiempo mas adelante volvió a abrir al 5100 de Constitución.  "Bellinaso" estaba ubicado en ruta 2 e Ituzaingó, al lado de donde está hoy la estación de servicio.  Pero Bellinaso comenzó siendo una parrilla, luego se le anexó el restaurante y con el tiempo se le puso la sala de baile. 

   Y como ya es tradicional en Mar del Plata, todo negocio que resulta redituable en un verano, tiene varios competidores en el siguiente. Por lo tanto, una a otra boites y clubes nocturnos, fueron proliferando.

   En la década de 1960, un inquieto hijo de albañiles llamado Enrique Fiorentini, inició la construcción de "Enterprisse", más conocido entonces por el "plato volador".

   Pero además de los clubes había otros lugares importantes de socialización.  En los años 30, los almacenes de barrio constituían un lugar en el que los vecinos encontraban las últimas noticias: Las mujeres hacían sus compras durante la mañana y hablaban sobre las novedades del día.  Después del trabajo, los hombres se acercaban al otro sector del almacén para tomar una copita.  Allí discutían no solo las cuestiones del barrio, sino también las de la política y de los problemas laborales.  Además estaban los bares de barrio, donde se podía jugar al billar, a las cartas o a las bochas.  Entre ellos se encontraba el "Boliche de Chapas", en la Av. Independencia y luego en la calle San Lorenzo, el "Chanta Cuatro", "El Triguete", la vieja "Reforma", "La Ponderosa", que era concurrida por cocheros y choferes, ubicada en la Avda. Luro y XX de septiembre o el bar "Gianni", donde después del trabajo y de haber pasado por la casa, se iba al bar a pasar el tiempo, esperando la hora de la cena.

   Otro espacio de sociabilidad para la familia, lo constituían las plazas, aunque tenían diferentes funciones.  En los años 1890-1900, la antigua plaza América (hoy San Martín), era un lugar de encuentros, reuniones familiares o de simple paseo, para lo cual se asistía con las mejores ropas.  La plaza Mitre, tradicionalmente era reconocida como la plaza de los niños, la cual aún dispone de juegos, calesitas y alquiler de bicicletas.  Más tarde la plaza Rocha, fue el lugar donde se realizaban los mitines políticos o las concentraciones por el Primero de Mayo, luego reemplazada por la plaza San Martín.

   En el año 1913, tuvo lugar la donación al club Mar del Plata del parque Félix U. Camet.  La entrega de cien hectáreas de la estancia La Trinidad, fue realizada con el objeto de fomentar el recreo de la población..  Con tal finalidad, el Club creó canchas de fútbol, tenis, polo y realizó otras mejoras.

   El turismo de masas modificó los centros o lugares de reunión.  Las costumbres populares fueron transformándose y hoy día uno de los lugares de encuentros, son las escalinatas lindantes con las esculturas de los lobos de mar.  Allí, en verano,  se conforma una suerte de anfiteatro junto al mar, donde artistas de la música ofrecen casi a diario recitales que muchas veces terminan siendo bailes en el que participan los propios concurrentes.  Algunos de estos espectáculos son auspiciados por empresas de televisión por cable que se encargan de organizar y filmar estos actos.  También algunos son auspiciados por la Municipalidad.  Otros en cambio, se desarrollan a partir de la iniciativa de algunos artistas populares o no, que al finalizar su recital, pasan la "gorra".  La música es variada y se puede escuchar desde tangos, pasando por boleros, hasta ritmos de bailantas.  El público está compuesto en general de gente mayor o niños muy pequeños.

   Otro centro de reunión de los trabajadores, era la Unión Obrera Local, cuya sede funcionaba en la Biblioteca Popular Juventud Moderna.  Aquí se discutían las políticas gremiales y se resolvían mediante asambleas de sus afiliados las huelgas generales.

   Los partidos políticos, especialmente los socialistas, consideraban importante tener lugares donde la gente se reuniera y pudiese comentar y discutir los problemas que aquejaban a la ciudad.  En ese sentido, el Partido Socialista, realizaba continuas conferencias convocando a los ciudadanos para interesarlos en los problemas del Municipio e invitándolos a la participación política.  Con este mismo fin se organizaron las obras de teatro y los bailes.  Aquí no solo concurrían los afiliados, como las hermanas Bufanti con sus boinas rojas, sino también todo aquel que quisiera hacerlo.

   El juego tuvo por objetivo otro de los aspectos que no quedó afuera del interés del Estado.  El Casino Provincial inaugurado en el año 1939, fue una de las principales atracciones para pasar el tiempo libre, especialmente para turistas y en menor medida para residentes.   A partir del año 1944, el Casino comenzó a ser administrado por la Lotería de Beneficencia Nacional.  Las innovaciones fueron frecuentes en la década de 1950, tanto en el sistema del ingreso al casino, como en las reglas del juego.  En esta época se comienza a cobrar entrada, posibilitando una concurrencia heterogénea, pues anteriormente se debía poseer un carnet que indicaba solvencia económica.

   Las reformas implementadas en el casino de Mar del Plata en el año 1995, incluyeron la incorporación de las máquinas tragamonedas, mostrando una desteñida copia de los casinos estadounidenses, sin su confort pero con todos los elementos de seducción.  El motivo de la introducción de estas máquinas, fue aumentar las ganancias y reducir los costos.

   En la década de 1960 hubo una mayor diversificación de atracciones, parques de diversiones como el Hollywood Park, ubicado en la Av. Independencia o el Ital Park, en la ruta 2 y la Av. 180 (Avda. Ing. Della Paolera), que atrajeron tanto a los turistas como a la población estable.  También se instalaron en el parque Camet, los cisnes flotantes.  Además se construyeron las pistas para las competencias de vehículos Kart en verano e invierno.  Esta actividad fue adoptada por los marplatenses, surgiendo de ello el Mar del Plata Karting Club, el cual organizaba frecuentemente campeonatos.

 

ANTERIOR VOLVER AL INDICE SIGUIENTE