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CAPÍTULO 21

 

DESARROLLO URBANO

 

 

Población Primeros años Primeros hoteles Los barrios Plazas
Plazoletas Parques Paseos Jardines  


   

 

POBLACIÓN:

   Para analizar la historia de una sociedad, se debe tener en cuenta cómo está integrada, quienes la componen; como así también, los aspectos económicos y políticos.

   Generalmente, la historia recuerda a los hombres ilustres, los próceres, personas que trascendieron por lo que hicieron por sus conciudadanos.  Se los recuerda a través de sus nombres en las plazas, en las calles o cuando aparecen representados en estatuas o monumentos.  Sin embargo existen otros hombres y mujeres tan importantes como ellos, que muy a menudo permanecen ocultos y  pasan desapercibidos, a pesar que dieron o dan en forma anónima algo importante para la formación de la sociedad.

   Antiguamente cada persona, ya sea hombre o mujer, estaba integrada a un grupo al que pertenecía porque era pariente o amigo.  Pertenecer a él exigía respetar las costumbres y reconocer la tradición.  El honor y la lealtad eran valores muy reconocidos por los propios individuos.  En cambio en las sociedades modernas, el individuo pasa a ocupar un lugar central.  La sociedad está conformada por ciudadanos, que según la constitución son iguales ante la ley, tienen los mismos derechos civiles (libertad y propiedad), políticos (votar y ser elegidos) y sociales (bienestar, organizarse en gremios, peticionar a través de huelgas, etc.).

   Por otro lado, las nuevas sociedades se fueron estructurando jerárquicamente.  Es decir, los diversos grupos sociales se ubicaron en niveles más próximos o más lejanos con respecto al poder..  De esta manera se encuentra aquellos que dirigen, gobiernan o son poderosos económicamente.  Estos sectores, tienen generalmente los medios para hacerse oir, para dejar sus rastros, a través de la escritura o como ahora, para poseer el control de los medios de comunicación.  A ellos se los denomina "la elite", minorías que dentro de la sociedad ocupan un lugar de privilegio ya sea por su poder económico, influencias de amigos poderosos, sus conocimientos o sus funciones de mando y control.  

   Además de ellos, existen otros grupos que conviven en la sociedad.  Están los sectores que no participan directamente en el gobierno, pero son muy importantes para la construcción del Estado, la clase media y los sectores populares.  Mar del Plata, en tanto constituye una sociedad moderna, está integrada por diversos sectores sociales.  Así se tiene la élite, que comprende los grandes industriales, empresarios, comerciantes y estancieros.  Los sectores medios rurales y urbanos como los quinteros, chacareros, pequeños comerciantes, artesanos, carpinteros y empleados.  Por último, están los sectores populares como los pescadores, obreros de distintos gremios, peones rurales, entre otros.

   Tanto en las sociedades tradicionales como modernas, los grupos sociales no siempre permanecen en el mismo lugar, sino que eligen trasladarse de un sitio a otro.  Muchos de ellos migran a diferentes pueblos o regiones e incluso a otros países.

   En el caso de la región de Mar del Plata, existieron migraciones.  Unas, las de los cazadores-recolectores que en busca de alimentos, se movían de las sierras al mar.  Otras, las de los italianos y españoles y en menor medida de otras nacionalidades europeas, que migraban para mejorar sus condiciones de vida, solos o en familias llegaron a esta zona desde fines del siglo XIX y después de las guerras mundiales.  Desde mediados del siglo XX, hombres y mujeres, chilenos y bolivianos llegaron a Mar del Plata, para desarrollar actividades agrícolas en las zonas rurales, próximas a Mar del Plata.

   La historia de  la ciudad de Mar del Plata comienza ya antes de su fundación, es la de aquel caserío rural que desde mediados del siglo XIX, se fue transformando hasta llegar a ser un centro urbano moderno.  Por el año 1847-1850, los pobladores de esta zona eran en su mayoría trabajadores, gente humilde.  La gran mayoría de ellos no sabía leer ni escribir.  Tenían oficios predominantemente rurales pues vivían en el campo trabajando en las estancias y luchando contra los indígenas.  En 1881, siete años después de haberse fundado el poblado, había 4030 habitantes, de los cuales 3016 conformaban la población rural.

   Cuando comenzaron a llegar los primeros inmigrantes, aunque se declaraban campesinos, se iniciaban de a poco en otros oficios, como albañiles, pescadores, herreros y carpinteros.  Entre estos inmigrantes, están los italianos, españoles y franceses y en menor medida, suizos, polacos y rumanos.

   Con la definitiva conformación de la provincia de Buenos Aires en el año 1880, sus nuevas autoridades emprendieron la realización de un censo provincial que diera cuenta de los recursos humanos y económicos de la nueva jurisdicción.  Así en el año 1881, aparecen los primeros datos demográficos del partido de General Pueyrredón y de su principal centro urbano, Mar del Plata.

 

Nativos y extranjeros en el poblado y ciudad (1881/1947).  (*)
 

Año Nativos Extranjeros Total
1881 3.104 926 4.030
1890 5.065 3.574 8.639
1895 7.419 3.220 10.639
1914 20.744 12.196 32.940
1938 50.945 21.214 72.159
1947 97.741 26.170 123.911
(*) FUENTE: Archivos Históricos, nacional y provincial. Censos nacionales de 1869, 1895, 1914 y 1947 y Censos Provinciales de 1881, 1890 y 1938.   NOTA: En oportunidad del censo nacional de 1869, no se tuvo en cuenta a esta región en particular, sino como al conjunto Tandil,  Regiones del Sud y Provincia, pues la zona formaba parte del Partido de Balcarce. REFERENCIA: Desde el año 1879 adquiere su jurisdicción actual.

 

   Las cifras muestran con claridad el ritmo de crecimiento de la población en el Partido. Se percibe el tardío proceso de despegue demográfico.  Recién al entrar en el siglo XX, equipara su población a los de otros asentamientos de la región.  Surgen dos períodos de brusca aceleración de la tasa de crecimiento: 1895-1914 y 1938-1947, verificando -en grandes trazos- la correspondencia del fenómeno con los momentos de mayor incorporación  de inmigrantes. El primero coincidente con la llegada masiva de extranjeros y el segundo, con los desplazamientos desde zonas rurales aledañas y la nueva afluencia de europeos, luego de la II Guerra Mundial.  De estos últimos, Mar del Plata fue una de las principales receptoras, sobre todo hacia fines de la década de 1940.

   Tal vez el rasgo distintivo del proceso de urbanización del siglo XIX, en una consideración que trasciende a la historia argentina, sea el escrito por Stephan Thernstrom: "La inestabilidad" (1).

   Esta urbanización se moldeó en los grandes desplazamientos de personas, no sólo del campo a la ciudad, sino entre países y aún de ultramar. Y esos movimientos no fueron exclusivamente espaciales, pues el período que se trata se vuelve singular por el incremento de la movilidad ocupacional y social. Surgieron nuevas formas o expectativas de cambio para las personas en los llamados movimientos sociales.  Estas alternativas estuvieron signadas por el caracter colectivo de los nuevos fenómenos políticos, económicos y sociales y aún, por las peculiares exigencias de integración o asimilación a una orden , a veces ajena, pero siempre cambiante.

   Esta inestabilidad, que sin embargo mantenía o reforzaba lazos de sangre, de comunidad y de pautas culturales, engendró nuevas y múltiples actividades, demandas a la comunidad y formas de relación entre las personas.

   En el caso de Mar del Plata, se imprimió una fuerte dinámica a la vida urbana, en la medida que la expansión del poblado, implicó una ampliación de la sociedad al diversificarse las actividades.  Una masa de gente nueva demandaba por nuevas necesidades, propias de sus hábitos de consumo.

   Al comienzo, los italianos y españoles se dedicaron al oficio de la pesca y con el paso del tiempo, los españoles se retiraron de la pesca para dedicarse a la actividad gastronómica.  En un principio, los pescadores residían en la Barraca Luro o en la playa hacia el lado sur de la rambla.  Generalmente eran jóvenes y solteros y provenían de aldeas rurales y pueblos costeros de sus países de origen.   Llegaban a Buenos Aires y luego se trasladaban a Mar del Plata, buscando mejores oportunidades de trabajo, especialmente en verano, iniciando un desplazamiento que se tornaría característico en la temporada estival.

   Cada uno de estos pescadores, instalados en las playas, realizaban su tarea atándose la red en la cintura y se internaban en el mar nadando.  Otros utilizaban pequeños botes.  Luego de obtener una cantidad suficiente de pescado, con las canastas al hombro se dirigían a las casas del poblado ofreciendo su producto.  Tiempo después, cuando el poblado creció, la venta se extendió a los hoteles y restaurantes.

   Dado que Mar del Plata era aún un pueblo agrícola-ganadero, los pequeños agricultores o labradores, se establecieron en sus quintas o chacras, en la periferia del poblado (actual zona de las calles Alvarado y Tres Arroyos).  Eran hombres y mujeres de diferentes nacionalidades, entre los que predominaban los españoles.  A esta zona se la conocía, en ese entonces, como "Pueblo Nuevo".

   Al contrario de los pescadores, estos trabajadores vivían con su familia.  Los hombres se dedicaban a trabajar la tierra, mientras que las mujeres se ocupaban, además de las tareas del hogar, de las aves de corral y del ordeñe de las vacas, que generalmente estaban alrededor de las casas.  No obstante, el centro del poblado era también una zona de producción, por eso se pueden observar registros fotográficos de vacas en la actual diagonal Pueyrredón y molinos en las cercanías.

 

   PRIMEROS AÑOS:  

   En los primeros años del poblado, la vida giraba en torno al saladero y al almacén de ramos generales "La Proveedora".  Su dueño, el portugués José Coelho de Meyrelles, vendió el negocio a Patricio Peralta Ramos, del que luego se hizo cargo el vascofrancés Pedro Luro.  Este almacén de ramos generales fue conocido como el Establecimiento del Puerto.  Quienes trabajaban en él, era gente ruda para las labores, vestían de acuerdo a la época con gorra de vasco negra, blusa y pantalón gris y  alpargatas.

   Pronto se abrieron otros negocios en el centro del pueblo, como por ejemplo una lechería con reparto a caballo, zapaterías, sastrerías, joyerías y carpinterías. Estos artesanos tenían pequeños talleres que ocupaban a dos o tres empleados.  Las primeras tiendas fueron "La Central" y "La Proveedora", que vendían telas para vestidos, gorras de vascos, ropa interior y chiripá merino, negros y violetas.  Como el pueblo crecía se instalaron albañiles de diferentes nacionalidades,  especialmente italianos, además de suizos y austriacos.

   También convivían con estos sectores, grupos más acomodados e influyentes política y económicamente.  Por ejemplo, el propio fundador del pueblo Patricio Peralta Ramos, provenía de una familia porteña en ascenso social y era dueño de todas las tierras que hoy conforman la ciudad, mientras que Pedro Luro, si bien era un vasco que llegó sin fortuna a la Argentina, hizo su riqueza como comerciante y luego fue estanciero y dueño del saladero instalado en el pueblo de Mar del Plata.  Con respecto a los propietarios de los grandes campos, ellos no vivían en el pueblo, sino en Buenos Aires.  Una vez al año, llegaban a la zona para controlar sus propiedades y, en verano, venían acompañados de sus familiares.

   La "elite aristocrática" comenzó a llegar cuando el pueblo comenzó a crecer y se comenzaron a hacer mejoras.  Esto sucedió a partir del año 1883, cuando comenzó a declinar la actividad del saladero, principal fuente de ingresos de la zona, debido al éxito de los frigoríficos de Avellaneda, Berisso y Zárate, que comenzaron a reemplazar la carne salada por la congelada y enfriada.  Fue entonces cuando Pedro Luro, inspirado por las costumbres de ciertas familias de la oligarquía porteña, decidió convertir a Mar del Plata, de un pueblo agropecuario en un pueblo balneario.  Esta propuesta era muy audaz para la época, si se tiene en cuenta que en ese momento, Mar del Plata era solo un pueblo con algunas calles trazadas de tierra.  Compró una manzana de tierra y en ella construyó una serie de edificios.  También compró un buque para traer mercaderías e impulsó la instalación de una fonda que se llamó "La Marina", en las hoy calles Luro y Entre Ríos, primero destinada a hombres de mar para luego ser ocupada por turistas.  Al mismo tiempo, construyó el primer espigón.

   Con estos cambios comenzaron a llegar desde fines del siglo XIX, la elite porteña y provinciana y el pueblo quedó dividido entre la zona costera reservada a los visitantes, sus hoteles, ramblas y clubes, y la zona de los trabajadores permanentes.  Aquellas zonas lejos del mar fueron destinadas a los marplatenses en las que no faltaban los problemas de luz y de agua.

 

   PRIMEROS HOTELES:  

   La llegada de esta aristocracia, motivó la construcción de más comodidades.  Hacia mediados de 1883 se construyeron hoteles ostentosos, con grandes salones de baile y una arquitectura muy particular, adaptada seguramente a las complicadas vestimentas femeninas.  Fue el culto al ocio y a la frivolidad.  A partir de aquí, llegaron presidentes, vicepresidentes, ministros, diputados de la nación y grandes intelectuales de la época, como Juárez Celman, Carlos Pellegrini, Lucio V. Mansilla, Roque Sáenz Peña, Paul Groussac.  La elite cambió las quintas de recreo en las afueras de Buenos Aires por el aire marino de Mar del Plata.

   A las primeras familias que comenzaron a veranear en esta zona, se las conoció como "los locos de la arena".  Se instalaron en hoteles como "El Progreso", en las hoy calles San Martín y Santa Fe o el "Grand Hotel" (antes La Marina) en la hoy Av. Luro.

   En el año 1886, los ingenieros y funcionarios ingleses ligados al ferrocarril y nada interesados por convivir con los "aristocráticos" veraneantes, decidieron construir sus casas en la zona La Perla, del otro lado del arroyo Las Chacras, creando su propia playa "Saint James" e ignorando la privilegiada playa Bristol.

   Con la ampliación de la red de transportes, la afluencia de familias porteñas fue mucho más numerosa.  Esto implicó la necesidad de ampliar los servicios de hoteles para los turistas.  En el año 1888, se inauguró el Hotel Bristol, preparado para recibir a la oligarquía.  A su inauguración concurrieron entre otras personalidades, el vicepresidente de la Nación, Carlos Pellegrini y su esposa y el último zar de Rusia, Nicolás II.

   En los hoteles se hacía diferencias sociales.  En el Grand Hotel, iban las familias acomodadas provincianas, de vida mas simple y sin etiqueta.  También hubo hoteles que tenían diferentes alas según la clase social a la que pertenecían.  Fue el caso de un hotel bicolor, pintado la mitad de color rosado y se llamaba Hotel Victoria, que estaba destinado a gente distinguida.  La otra mitad, de color blanco, se llamaba Hotel Progreso y se alojaba la gente menos pudiente.  La clase media acomodada se ubicaba en el Hotel Confortable o en el  Hotel Royal.  En cambio, los viajantes de comercio se instalaban en el Hotel de los Vascos, frente a la Estación Vieja de trenes.

   La construcción del Hotel Bristol también marcó una estricta estratificación social, pues a partir de aquí, hubo una diferenciación en los lugares de alojamiento, es decir, no toda la aristocracia se podía alojar en los mismos hoteles.  La oligarquía más rancia de Buenos Aires, con mayor figuración social y de vida más mundana como el Teniente General Bartolomé Mitre o Mariano Unzué, lo hicieron en el Hotel Bristol o en el Hotel Regina, donde el último piso se reservaba a las mejores y ricas familias que venían a veranear.

   En tanto, otros hoteles alojaban a las familias que no estaban dentro del círculo anteriormente citado.  Muchas de estas familias hacían lo imposible para relacionarse con los Unzué, los Anchorenas y otros, especialmente cuando tenían hijos solteros en edad de casarse.

   La elite porteña, cuyo poder residía política y económicamente en Buenos Aires, no era ajena a los destinos de la ciudad.  Su influencia se hizo sentir especialmente durante los gobiernos conservadores o en la designación de los "comisionados" de la ciudad.  Estos funcionarios eran los encargados de cumplir los deseos de esa "aristocracia", como la construcción de ramblas, paseos y explanadas.

   En el año 1909 se construyó el chalet de madera de Carlos Agote, traído de Europa desarmado y vuelto a armar una vez en Mar del Plata, como así también la villa de María Unzué de Alvear en el año 1910.  Esto dio lugar a que a mediados de 1910, la elite porteña comenzó a preferir alojarse en sus propias casas, villas y mansiones.  En este caso la diferenciación estuvo dada tanto por el tipo de construcción como por los lugares donde se instalaron.

   Las grandes casas disponían de muchas habitaciones para recibir a la familia, parientes y amigos.  Se mandó traer de Inglaterra, la vajilla y el té.  Los hombres se compraban la ropa en Londres, mientras que los ajustados vestidos y los grandes sombreros de plumas de las mujeres, venían de París.  Al mismo tiempo, en ese entonces, era de buen gusto mezclar al castellano, el francés, el inglés y hasta el alemán.

   Al mismo tiempo que crecía el pueblo de Mar del Plata, la antigua población se fue diferenciando tanto social como espacialmente.  Alrededor de 1900, la actividad de los pescadores originó el establecimiento de fondas y tabernas en el sector de la costanera, donde se preparaban chupines, cuyo aroma invadía la playa Bristol atrayendo a los veraneantes.  Pero más tarde, el Municipio desalojó a estos pescadores quienes tuvieron que trasladarse hacia los barrios "La Pescadilla" (hoy el Bv. Marítimo entre Av. Colón y la Terminal) y "Tierra del Fuego" (hoy Güemes y Rawson), llamado así porque estaba alejado del centro.

   Con la construcción del Puerto, los pescadores se concentraron en la zona del mismo.  La banquina fue el lugar en donde desarrollaron su actividad y comenzaron a guardar en él, las típicas lanchas amarillas.  En enero de 1913, el gobierno nacional decidió construir el puerto y algunas instalaciones aduaneras, pero las obras se retrasaron por la primera Guerra Mundial.  En los años 20, solo estaba construida la escollera sur, un depósito para la aduana, la banquina de pescadores y un lugar destinado a los turistas, para que disfrutaran de la comida marina.

   En verano estos pescadores coordinaban su actividad con otros servicios al balneario, como por ejemplo la venta de pescado en las playas o el ser guardavidas, debido a que la pesca producía escasas ganancias.  Por su parte las esposas y sus hijos, se organizaron en las propias viviendas y comenzaron a realizar la salazón de la anchoita.  Muchos de ellos  cambiaron esta actividad por negocios al servicio del turismo, como -por ejemplo- las casas de comidas de Catuogno y Nicolás Sasso.

   Alrededor de la Rambla Vieja, se construyeron una serie de casillas de madera (comercio y vivienda) a las que se conoció como el Barrio Chino.

   En el centro del pueblo y a lo largo del Boulevard América -hoy Avda. Luro- se fueron asentando grupos que constituyeron lo que más tarde se conoció como la clase media.  Se instalaron los comercios de tiendas, los almacenes con productos importados y nacionales, los mercados de frutas y verduras, las carnicerías y las panaderías, atendidos por sus propios dueños y sus hijos.  Estos negocios satisfacían las necesidades de los ricos veraneantes más que la de los propios vecinos.

   En cuanto las mujeres, no se quedaban inactivas.  Ellas combinaban las tareas del hogar con los trabajos de costura, lavado o planchado, especialmente durante el verano. Otras eran empleadas de comercio y también había algunas mujeres que cumplían la importante función de ser parteras.

   La edificación de hoteles y viviendas atrajo a los trabajadores de la construcción: albañiles, picapedreros, plomeros, electricistas, mosaiquistas y otros.   Estos trabajadores alternaban sus tareas en la construcción,  en las canteras o en los hornos de ladrillos con las changas del verano.  El trabajo en los hornos era intenso pues los obreros se introducían en el barro hasta las rodillas, para mezclarlo con sus pies.  Generalmente se trabajaba en  cooperativa y alquilaban el horno.

   A medida que crecía, Mar del Plata se iba transformando.  Perdía su carácter exclusivo, para convertirse en un balneario masivo y popular.  Al mismo tiempo, se iba conformando una "elite" local, que nada tenía de la vieja aristocracia porteña, más que el deseo de parecerse a ella.  Así, la vieja oligarquía porteña -que no dejó de frecuentar la ciudad- fue reemplazada por las nuevas familias marplatenses.  Estas familias se fueron enriqueciendo a medida que la ciudad fue progresando y expandiéndose económica y territorialmente; eran los constructores, los dueños de las pesqueras, los concesionarios de balnearios, los políticos locales y los grandes comerciantes.

 

   LOS BARRIOS:  

   A fines del siglo XIX, Mar del Plata reunía unas pocas manzanas, entre las calles 3 de febrero, Belgrano, Santiago del Estero e Independencia..  En el centro se hallaba la plaza "América" (hoy plaza San Martín).  Por donde es hoy la diagonal Pueyrredón, pasaba a cielo abierto el arroyo Las Chacras, que constituía un serio problema para el desarrollo del poblado.

   Del otro lado del arroyo se encontraba un galpón del primer molino harinero hidráulico y, aún más allá, la casa de dos pisos de Patricio Peralta Ramos.  No lejos de allí, pero en dirección al mar, la capilla Santa Cecilia. A su lado y detrás, se levantaba el cementerio, algunos ranchos, caballerizas, chiqueros y la primera fonda.

   Las casas eran de ladrillo sin revocar o ranchos de adobe rodeados de baldíos.  Las calles eran de tierra y alumbradas por faroles de kerosén que se apagaban alrededor  de las nueve de la noche.  También había alguno que otro negocio instalado en las esquinas; una escuela y por supuesto, un "boliche" para distraerse.  Sus moradores se levantaban muy temprano a la mañana, para realizar las tareas en el campo, en el saladero o bien en el mismo pueblo.  Cuando apenas oscurecía se volvía al rancho o a la casa, para cenar y acostarse temprano, pues la jornada de trabajo era muy larga.  Solo el sábado o algún domingo se destinaba para la distracción.  Más allá de las hoy avenidas Colón e Independencia, se extendían las chacras y las quintas.

   Pero los tiempos cambiaron e influidos por las ideas de París y por el arquitecto francés Haussmann se previó para Mar del Plata espacios públicos con plazas, una rambla, grandes boulevares y  esculturas.

   El primer bloque urbano sirvió de base para la construcción de otros barrios.  Con la llegada del ferrocarril surgió el barrio de la Estación Vieja y La Perla, donde se instalaron los ingenieros ingleses con sus familias. En el año 1891, su funda el pueblo Cabo Corrientes y luego el pueblo Peralta Ramos, como ampliación del pueblo de Mar del Plata y separado por la Av. Cincuentenario (hoy Juan B. Justo).  La población de todo el año prefirió instalarse al oeste.

   La expansión hacia el sur se produjo en década de 1920 cuando se puso de moda Playa Grande y continuó al interior de la faja costera, al norte de la calle Almafuerte y al sur de Juan B. Justo; el área turística del antiguo pueblo Peralta Ramos.

   En la década de 1930, Mar del Plata se había dividido ya en varios barrios, situación que señalaba un aumento también de su población.  Así llegaron los barrios: La Perla, Playa Grande o Golf, La Loma, Bristol o Paseo General Paz, Estación Vieja, Puerto, Nueva Pompeya, Don Bosco, San José y Cincuentenario.  Los habitantes de cada uno de estos barrios se agruparon por afinidades económicas y sociales.

   Por el estilo de las viviendas se podía ver quienes habitaban en ellas.  Así en La Loma o Playa Grande, se concentró la gente adinerada que venía a veranear.  Las construcciones eran enormes palacetes, casonas o chalets, con estilos dispares desde modelos futuristas, hasta estilos clásicos o coloniales, líneas francesas o versallescas.  La piedra, elemento natural de esta zona, constituyó un material fundamental para la construcción de estas viviendas.

   En cambio la clase media se fue distribuyendo, en un principio, en la zona del centro y alrededor de la Estación Vieja, San José o Don Bosco y más tarde lo hicieron en La Perla, Chauvín y Los Troncos.  Sus viviendas eran casas de tamaño mediano, algunas con un local al frente, una sala grande que incluía la cocina y que muchas tardes era lugar de cita para tomar mate con los vecinos.

   Los sectores de menos recursos pudieron adquirir humildes casitas de madera y zinc y otros debieron recurrir a viviendas de alquiler o a los conventillos.

   Aún en la década de 1930, en el invierno era toda una osadía traspasar las avenidas Independencia y Luro hacia el mar o hacia la zona de Playa Grande pues permanecían desiertas y sin ningún atractivo social.  Es más, las líneas de colectivos cambiaban sus recorridos y no se acercaban a la costa durante esos meses.  Si bien Mar del Plata había incorporado nuevos barrios, éstos permanecían deshabitados durante todo el invierno; solo cobraban vida en verano.

   Por estos años, Mar del Plata podía mostrar pocos edificios de más de cincuenta años.  Los gobiernos municipales se dedicaron a demoler las viejas construcciones y  la renovación se convirtió en su principal obsesión.  De esta forma, el gobierno conservador, tiró abajo la vieja rambla, símbolo de la Mar del Plata tradicional y construyó la rambla de Bustillo, que es la que se conoce en la actualidad.  Hacia mediados de los años treinta, la ciudad se extendió en todas las direcciones: hacia el norte, incorporando los barrios Camet, La Florida, Constitución y Caisamar y hacia el sur, Punta Mogotes y mas tarde Alfar y hacia el oeste Batán.  También se expandió hacia el interior, donde los sectores medios se ubicaron en los barrios Plaza Mitre, San José, Primera Junta y con características obreras y comerciales, los barrios Don Bosco, San Juan, Los Andes, El Martillo y otros.

   Por ese entonces, se comenzaron a construir los clásicos chalecitos con porche y un pequeño jardín en el frente.  Sus techos estaban cubiertos por las típicas tejas coloniales.  Estas viviendas se comenzaron a distribuir por todos los barrios y su carácter social fue cambiando en la medida en que se desplazó la cocina por el living y la chimenea, en torno a la cual se reunían la familia junto a los amigos.

   La zona portuaria tuvo sus propias características.  Muchos habitantes la consideraban ajena al balneario.  Principalmente ocupada por pescadores, eran casi en su totalidad inmigrantes italianos.

   En los años veinte, los italianos trabajaban alrededor de cien lanchas, todos agrupados en una Cooperativa, la que recibía el producto en la dársena y lo vendía en el mercado para luego distribuir a cada uno el valor de su producción.  También cuando comenzaron las obras del puerto, se asentaron los obreros e ingenieros franceses, quienes construyeron sobre la calle 12 de octubre, viviendas particulares y oficinas.  Más tarde con la instalación de comercios e industrias pesqueras, creció la población.

   Sin embargo fueron constantes las quejas de los vecinos sobre el abandono de esta zona por parte de las autoridades municipales.  Durante el gobierno socialista de la década de 1920, se logró la llegada de una línea de colectivo hasta la dársena de pescadores y se creó una red para alumbrado eléctrico.  Las comunicaciones con la ciudad se facilitaron con la inauguración del camino mejorado y de la línea de tranvías eléctricos.

   Al mismo tiempo, se lograron otras mejoras como el servicio de limpieza y el arreglo continuo de sus calles.  Pero seguían faltando los servicios de agua corriente y de cloacas, correos y telégrafos.  Todavía en el año 1957, los pobladores de la zona del puerto solicitaban obras edilicias.  Finalmente, se iniciaron algunas obras de entubamiento del arroyo Del Barco y los desagües cloacales, pero no se terminaron.

   El barrio del puerto agrupaba grandes industrias, establecimientos comerciales, gran cantidad de viviendas de pescadores y personas de otras ocupaciones, escuelas, instituciones bancarias, reparticiones municipales y nacionales.  Era común ver transitar en las horas del mediodía  a los obreros de las plantas elaboradoras de pescado con sus delantales, botas y gorros blancos, a las señoras que iban a buscar a sus hijos a la escuela y a los empleados de saco y corbata que realizaban las gestiones en los bancos.  La gran actividad no se correlacionaba con las mejoras en sus calles;  muchas de ellas no estaban pavimentadas a pesar de ser muy transitadas por vehículos particulares, de carga y de pasajeros.  Aún las calles pavimentadas se encontraban muy deterioradas.  El puerto se extendía aceleradamente mientras se iban incrementando los problemas en sus barrios.  Las inundaciones constantes en las partes más bajas, a causa de la lluvia y la falta de desagües, hicieron que muchos vecinos abandonaran sus viviendas y perdieran sus pertenencias.

   Los pobladores, se sentían abandonados mientras veían surgir otros barrios de Mar del Plata, a los que se les prestaba mayor atención.  El puerto se encontraba estancado a pesar de tener un comercio y una industria estable y pujante.

   Por otra parte, la gran expansión económica de Mar del Plata y las grandes posibilidades de empleo que ofrecía, hizo que llegaran a la ciudad hombres y mujeres de otros lugares en busca de mejores oportunidades laborales.  Esto trajo aparejado la falta de viviendas en la zona del puerto, lo que vino a sumarse a las preocupaciones de los habitantes del lugar.  De ahí que muchos de ellos, se fueran asentando en la periferia de la ciudad lo que dio origen a otros barrios como Belgrano y  Las Heras, pero también se asentaron en villas miserias, que hacia la década de 1960 solo eran seis y en los primeros años a partir de 1990, eran más de cien.

   Alrededor de la década de 1950, la ciudad se expandió nuevamente hacia el sur y el oeste.  Fue cuando la zona puerto de expandió hacia el sur y además se formaron los barrios Las Avenidas, Peralta Ramos Oeste y Bosque Alegre.

   En la década de 1950, comenzó el auge de la construcción y la especulación edilicia.  Se construyeron, en forma desmedida y sin un plan regulador adecuado, los grandes edificios en propiedad horizontal de la avenida Colón y sobre la costa.  Los dueños de estos departamentos,  eran en su mayoría turistas que los habitaban solamente en verano y permanecían cerrados el resto del año.

   La falta de un plan regulador, trajo aparejado malas consecuencias para la ciudad. De 20 a 30 propietarios que habitaban  por manzana, se pasó casi a 2.000 departamentos por manzana y con cerca de 4.000 habitantes.

   Esto a su vez trajo aparejado la alteración del ritmo propio de la ciudad, tranquilo en invierno y caótico en verano.  El problema más acuciante era la falta de agua.  Una salida muy común  era llamar a los bomberos, quienes cargaban los tanques de agua con las mangueras de sus autobombas, pero era una salida muy provisoria.

   Ante el aumento de los problemas debido al desmedido crecimiento de la ciudad, los vecinos comenzaron a agruparse y se organizaron en "sociedades de fomento".  Cada barrio contaba -y cuenta en la actualidad- con su propia sociedad, que fue y sigue siendo la encargada de gestionar ante las autoridades municipales, las necesidades de cada barrio.

   Las intendencias socialistas crearon las ferias francas, lugar donde se vendía a bajo precio productos de la canasta familiar y que iban de barrio en barrio, según lo disponía la Municipalidad.

   Cuando comenzaron a consolidarse estas sociedades de fomento, también emprendieron acciones en conjunto, como por ejemplo obras de entubamiento de los arroyos, la reactivación del puerto como fuente importante de trabajo, reclamar una nueva estación ferroviaria, etc.

   Asimismo la red de transporte se fue extendiendo y se sustituyeron los tranvías por los trolebuses y los colectivos, pero siempre privilegiando las ganancias de sus dueños por sobre las necesidades de los habitantes. Hasta el comienzo de la década de 2000 siguió prevaleciendo este criterio, dado que casi todas las líneas de transporte de pasajeros pasan por el centro de la ciudad y no estuvo prevista la comunicación entre los barrios, razón por la cual muchos habitantes de la ciudad, deben tomar más de un colectivo para llegar a destino.

   Con el crecimiento del primitivo pueblo, se fueron creando las primeras escuelas primarias.  En el año 1919, se crea el Colegio Nacional Mariano Moreno, particularmente para aquellas familias "acomodadas" que aspiraban a que sus hijos continuaran sus estudios en las universidades de Buenos Aires, La Plata o Córdoba, en las carreras tradicionales: médicos y abogados.  Pero la expansión acelerada de la ciudad creó la necesidad de fundar escuelas de comercio y academias técnicas: tenedores de libros, peritos mercantiles, maestras, modistas, sastres, etc..  La Escuela Industrial, también vino a cubrir un importante rol al preparar a los alumnos como Maestros Mayores de Obras, torneros, mecánicos, etc.

   Recién en la década de 1960, Mar del Plata tuvo dos universidades, una a cargo de la Iglesia Católica y la otra a cargo de la Provincia.  Después de varios años de numerosas gestiones, se logró la unificación y traspaso de ambas universidades a manos de la Nación.

   La expansión de la ciudad continuó su trayecto y promediando la década de 1970, se realizaron nuevos parcelamientos en el Bosque de Peralta Ramos, Pinos de Anchorena y El Grosellar, que se constituyeron como barrios, donde sus ocupantes buscaron preferentemente el contacto con la naturaleza.  La ciudad de Mar del Plata de principios del año 2000, aún sigue expandiéndose y formando nuevos barrios y asentamientos en lugares privados o fiscales.

 

   PLAZAS, PLAZOLETAS, PARQUES, PASEOS y JARDINES:

   La construcción de plazas en Mar del Plata, ya había comenzado hacia finales del siglo XIX, tal el caso de la denominada plaza "América" que luego se la llamó "Pedro Luro" y por último, cambió su nombre por "General José de San Martín". Ésta fue la primera plaza de Mar del Plata y se la delimitó entre las hoy calles Hipólito Yrigoyen, San Luis, 25 de Mayo y San Martín. 

   Luego, con el transcurso del tiempo, se embelleció a la ciudad con innumerables y hermosos espacios verdes, tales como:

 

   PLAZAS:

- "ABRAHAM LINCOLN", plaza.  Delimitada por las calles: 6, 8, 65 y 67 (Barrio Faro Norte).

- "ADOLFO PRIMAVESI", plaza.  Delimitada por las calles: Almafuerte, Paso, Rivas y Urquiza.

- "BARTOLOMÉ MITRE", plaza.  Esta plaza, hasta el año 1901, se llamó plaza "Londres" y está delimitada por las calles:  Avda. Colón, Falucho, Hipólito Yrigoyen y San Luis.

- "BERNARDINO RIVADAVIA", plaza.  Delimitada por las calles: Alvarado, Avellaneda, Chile y Perú.

- "BERNARDO DE MONTEAGUDO", plaza.  Delimitada por las calles: Moreno, Bolívar, David Ortega y Gamal Nasser (ex-República Árabe Unida).

- "COLÓN", plaza.  Delimitada por las calles:  Buenos Aires, Arenales, Moreno, Avda. Colón y Boulevar Patricio Peralta Ramos.

- "COMANDANTE TOMÁS ESPORA, plaza.  Delimitada por las calles:  Alfonsina Storni, A. Alice, Joaquín V. González y Juana M. Gorriti.

- "DARDO ROCHA", plaza.  Delimitada por las calles: 25 de Mayo, San Martín, 20 de Septiembre y Dorrego.

- "DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO", plaza.  Delimitada por las calles: José Hernández, Puán, Alejandro Korn y Nápoles.

- "ESPAÑA", plaza.  Delimitada por las calles:  Catamarca, Boulevard Patricio Peralta Ramos, Avda. Libertad y Ayacucho. 

- "ESTEBAN ECHEVERRÍA", plaza.  Delimitada por las calles: Ortiz de Zárate, Fleming y Hernandarias.

- "GENERAL JOSÉ DE SAN MARTÍN", plaza.  Esta primera plaza marplatense denominada en su comienzo "plaza América", luego "Pedro Luro" y por último "San Martín", está delimitada por las calles: Hipólito Yrigoyen, San Luis, 25 de Mayo y San Martín.

- "GENERAL JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN", plaza.  Esta plaza llamada anteriormente plaza "París", está delimitada por las calles: Avda. Libertad. Chacabuco, 20 de Septiembre y Dorrego.

- "ITALIA", plaza.  Delimitada por las calles: Don Orione, J. Lanzilotta, 12 de Octubre y El Cano. 

- "JORGE NEWBERY", plaza.  Delimitada por las calles: Belgrano, Moreno, Canadá y República Árabe-Siria.        

- "JOSE MANUAL ESTRADA", plaza.  Delimitada por las calles: Joaquina Acevedo, Miguel Sagastizábal, Joaquín V. González y Juana M. Gorriti.

- "JUSTO JOSÉ DE URQUIZA", plaza.  Delimitada por las calles: Miguel Sagastizábal, Pascuala Mugaburu, Chubut y Manuela Pedraza. 

- "MANUEL BELGRANO", plaza.  Delimitada por las calles: Ortiz de Zárate, Juramento, Hernandarias y Alejandro Korn.

- "MARIANO MORENO", plaza.  Delimitada por las calles: Avda. Colón, Moreno, Uruguay y Marconi.

- "MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA", plaza.  Delimitada por las calles: Carasa, Giacobini, Lebenshon y Vernet.

- "NUEVE DE JULIO", plaza.  Delimitada por las calles: 11 de Septiembre, Balcarce, Estado de Israel y Remedios de Escalada.

- "PATRICIO PERALTA RAMOS", plaza.  Esta plaza lleva ese nombre, en homenaje al fundador de Mar del Plata y está delimitada por las calles: Avda. Colón, Falucho, 20 de Septiembre y Dorrego.

- "REVOLUCIÓN DE MAYO", plaza.  Delimitada por las calles: Avda. Libertad, Maipú, Marconi y Primero de Mayo.

 

   PLAZOLETAS:

- "ALBERTO DEL SOLAR", plazoleta.  Ubicada en las calles: Avda. Patricio Peralta Ramos y General Rivas.

- "ALFONSINA STORNI", plazoleta.  Delimitada por las calles: Chacabuco, Ayacucho, Catamarca y Avda. Patricio Peralta Ramos.

- "ALMIRANTE BROWN", plazoleta.  Ubicada en  las calles: Lavalle y Avda. Costanera.

- "CAPITOLINA", plazoleta.  Ubicada en las calles: 11 de Septiembre y San Luis.

- "CARLOS PELLEGRINI", plazoleta.  Ubicada en las calles: Leandro N. Alem y O'Higgins.

- "EMILIO MITRE", plazoleta.  Ubicada en las calles: Avda. Patricio Peralta Ramos y Güemes.

- "GENERAL JULIO A. ROCA", plazoleta.  Delimitada por las calles: Buenos Aires, Entre Ríos y Roca.

- "HIPÓLITO YRIGOYEN", plazoleta.  Delimitada por las calles: Hipólito Yrigoyen, Rivadavia y Diagonal Pueyrredón.

- "LORENZO IRIGARAY", plazoleta.  Situada sobre la Avda. Patricio Peralta Ramos, explanada Norte, La Perla.

- "NACIONES UNIDAS", plazoleta.  PUERTO. Ubicada en las calles: 12 de Octubre y Martínez de Hoz. 

- "NACIONES UNIDAS", plazoleta.  CENTRO. Delimitada por las calles: Brandsen, Necochea, Avda. Independencia y Avda. Félix U. Camet.

- "PEDRO O. LURO", plazoleta.  Ubicada en Avda. Patricio Peralta Ramos hasta Laprida.

- "REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY", plazoleta.  Ubicada en la intersección de las calles: Hipólito Yrigoyen, San Martín y Avda. Pueyrredón.

- "VIRGEN DE LA PAZ", plazoleta.  Ubicada en la Avda. Martínez de Hoz y Vértiz.

- "SANT ANGELO IN VADO", plazoleta.  Delimitada por las calles: Azopardo, Bouchard, Rondeau y Posadas.

 

   PARQUES:

- "CONSTANCIO C. VIGIL", parque de juegos infantiles.  Ubicado en la calle Nápoles entre González Chaves (ex-134) y Ciudad de Dolores (ex-136). El Martillo.

- "GENERAL SAN MARTÍN", parque.  Se encuentra ubicado a la vera de la Avda. Patricio Peralta Ramos entre las calles General Roca y Castelli y por su fondo, con parte de  Aristóbulo del Valle.

- "JESÚS DE GALINDEZ", parque.  Se halla ubicado en la calle Jesús de Galíndez (antes Avda. Costanera), desde la pileta cubierta hasta Cabo Corrientes. La calle Jesús de Galíndez nace en la Avda. Patricio Peralta Ramos al 2700 y termina en la misma Avda. al 4300.

- "MEDITERRÁNEO", parque.  Ubicado a la altura del kilómetro 9 de la ruta 88.

- "MUNICIPAL CAMET", parque.  Delimitado por las calles: Avda. Félix U. Camet, calle 84, Monsalvo, Fray Luis Beltrán, Mahatma Gandhi y Kraglievich.

 

   PASEOS:

- "FLORENTINO AMEGHINO", paseo.   Delimitado por las calles: Adolfo Dávila y Avda. Patricio Peralta Ramos.

 

   JARDINES:

- "DIAGONAL PUEYRREDÓN", jardín.  Se encuentra ubicado en pleno centro de la ciudad y se extiende por la Diagonal Pueyrredón, desde la Avda. Independencia hasta la calle San Martín. Por debajo de la Diagonal Pueyrredón corre el cauce entubado del arroyo Las Chacras.

- "ESCUELA nº 45", jardín.  Delimitado por las calles: Puán, Nápoles, Dellepiane y Valentini. El edificio de la escuela nº 45, fue donado a la Municipalidad por el señor Demetrio Elíades y los jardines anexos a la misma, se utilizan como plaza pública.

- "JUAN BAUTISTA ALBERDI", jardín.  Se encuentra sobre la Avda. Juan Bautista Alberdi, desde San Luis hasta la Avda. Patricio Peralta Ramos.  Este jardín, cubre el entubamiento del arroyo Las Chacras, que desemboca en Punta Iglesia.

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(1)- Thernstrom, Stephan: "Poverty and Progress" (Pobreza y Progreso). Harvard University Press, New York, 1970.

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