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CAPÍTULO 29

INDUSTRIAS Y COMERCIOS


 

 

Pesca Construcción Industrial textil UCIP
Parque Industrial Producto bruto interno Década de 1930 Comercios varios

 

   Desde fines del siglo XIX, se produjo en la Argentina el crecimiento de la industria manufacturera, fruto de la expansión de las exportaciones, impulsadas por la intensificación del intercambio comercial con los países de Europa occidental y por el constante fluir del capital y mano de obra de los países del viejo continente.

   Este proceso característico del siglo XIX, se debió al grado de desarrollo industrial alcanzado por Gran Bretaña, que implicó la incorporación de los países de ultramar a un sistema económico mundial y la integración de los países nuevos (como era Argentina con abundantes recursos naturales y con una región apta para la explotación ganadera), como proveedores de materias primas, necesarias para los insumos de sus industrias.

   La expansión de las exportaciones, que abarcaron a lo largo del siglo XIX los rubros de cuero, tasajo, cebo, lana, cereales y carne, tuvieron un efecto dinamizador de nuevas actividades como fue la expansión de la industria manufacturera, la que en este período se presentaba principalmente como una prolongación de la actividad agropecuaria, puesto que estaba dominada por la industria frigorífica, los molinos harineros y  los establecimientos de lavado de lana, los que enviaban al exterior una parte considerable de su producción. 

   Las manufacturas surgieron en la Argentina como producto de la ampliación del mercado resultante de la "Organización del Estado Nacional (1880)" y fue lo que rompió el aislamiento del pueblo de Mar del Plata y la afectó en gran medida. 

   Pero fue la presencia de la población turística y su demanda en cuanto a una infraestructura acorde con los nuevos tiempos que corrían, que hizo que otra actividad creciera vertiginosamente y que era, la construcción.

   

   PESCA:

   En el ámbito local, la pesca  fue durante las primeras épocas de tipo artesanal y ocasional, ya que algunos de los primeros pescadores eran de Buenos Aires y se radicaban en el pueblo en la época de verano.  En invierno debido a las bajas temperaturas y a la precariedad de las embarcaciones se hacía imposible  realizar esta tarea.

   La falta de consolidación de esta industria, la llevó a ser permanentemente desplazada por una actividad como era la turística, que presentada bajo un tinte aristocrático, acuñó en esa época la visión pintoresca de la pesca, es decir lo artesanal, la captura con las antiguas barcazas, las redes, etc., pero no como una actividad económica industriosa, puesto que el paso de lo artesanal a lo industrial implicaba humo, olor y fábricas, factores que poco tenían que ver con la villa balnearia.  

   Así, hacia el año 1900, aún convivían en Playa Bristol las casillas y las barracas de los pescadores con los distinguidos veraneantes, pero con el incremento de la colonia turística, comenzó el desplazamiento de los pescadores.  Los veraneantes exigían más espacios para sus chalets y residencias y la arena de la playa se veía invadida por casillas donde los bañistas se cambiaban de ropa, de manera que el caserío de tabernas y galpones de los pescadores, fue desplazado hacia Punta Piedras.  De las rocas del Torreón, se fueron luego hasta las calles Sarmiento y Alberti, una zona a la que bautizaron Tierra del Fuego, por la lejanía que por entonces estaba del centro.

   En el año 1907, se fundó la Sociedad de Pescadores Unidos y en el año 1915, los pescadores para defender su producción ante el manejo arbitrario de los industriales del pescado, fundaron la Sociedad de Propietarios de Pesqueros Unidos.

   Los primeros cambios en la actividad pesquera, se dieron a partir de la instalación de la fábrica de hielo de José Deyacobbi, que les permitió conservar mejor los productos extraídos del mar, apuntalando así la comercialización pesquera que tendía a expandirse con los envíos de pejerreyes, corvinas y besugos, por tren a Buenos Aires.  En el año 1911, se incorporaron las lanchas a motor, quedando atrás las incursiones con la red en la cintura o las entradas de precarias barcazas al mar, tiradas por caballos.

   Otra actividad que asomó por esa época, fue la conservera, ya que por la década de 1910 hicieron su aparición las primeras fábricas de conserva de pescado.  En el año 1919, se instaló Llorente y Cia., la que al tiempo debió cerrar sus viejas y obsoletas instalaciones ya que sus productos no podían competir, ni en calidad ni en precio con los que llegaban de Francia, España y Portugal.  La elaboración local era de baja calidad, altos costos y escaso -por no decir nulo- nivel tecnológico.

   Recién en los primeros años de la década de 1920, se instalaron algunas empresas con barcos de vapor, cuya actividad principal era la salazón y tiempo después, se sumó nuevamente la conservera, la que conoció tiempos mejores recién en la década de 1950.

   Esta incipiente industrialización de la actividad pesquera requería abundante mano de obra, la que se vio favorecida por la llegada de miles de inmigrantes, donde más del 70 % correspondía al sexo masculino.  Sin embargo, en el área urbana se ofrecía un mercado de trabajo más versátil, capaz de emplear a sectores de la población más amplios, lo que condujo a un mayor asentamiento de núcleos familiares extranjeros y consecuentemente hubo más población infantil en la ciudad que en el área rural.  Esto llevó a que se generalizara el trabajo infantil en la industria y en las primeras empresas conserveras donde la principal actividad era la salazón del pescado, eran las mujeres y los niños quienes realizaban el proceso de elaboración.

   Los peones descargaban los cajones y los llevaban a la mesa, acercando el pescado a las mujeres que iniciaban el proceso.  Las obreras se encargaban de descabezar en forma manual a las anchoitas, las colocaban en canastos de mimbre y luego las llevaban a unas tinajas, también conocidas como bordalezas, las cuales se llenaban de pescado limpio y descabezado, colocándose sal y agua, luego se lo secaba y se lo envasaba.  Las niñas también eran empleadas y realizaban tareas auxiliares como limpiar las latas, ubicarlas dentro de las cajas o cajones.  En la época del mejillón o camarón, pelaban o condimentaban, siendo el trabajo de los menores, muy  significativo dentro del proceso de elaboración descripto.

   El gran cambio para la actividad pesquera, se dio a partir de la década de 1940.  La segunda Guerra Mundial, fue uno de los factores externos que aceleraron la transformación.  A partir del año 1939, el comercio mundial se interrumpió por la guerra y los productos pesqueros llegados de España, como los pescados salados y enlatados, como el boquerón o anchoa del Cantábrico y el famoso bacalao noruego, dejaron de entrar al país.  Si bien la salazón de anchoitas, ya se realizaba en Mar del Plata, a partir del año 1940, la actividad adquirió nuevo auge.  La guerra planteaba otras necesidades pues para la subsistencia de los combatientes, era necesaria la vitamina A y los hígados de los tiburones fueron una fuente de primer orden.

   La producción de aceite de tiburón, adquirió una importancia inusitada, generando cambios económicos en la colonia pesquera que se dedicó a su captura.  Fue la pesca del tiburón, la que más influyó en el mejoramiento de la flotilla pesquera de Mar del Plata, pues se multiplicaron las embarcaciones, se mejoraron las artes de captura y por ende los ingresos de los trabajadores.

   Para la década de 1950, la industrialización del tiburón declinó, en parte porque había otros puertos que lo capturaban, como Quequén y Bahía Blanca y principalmente, cuando la vitamina A se comenzó a industrializar  en forma sintética y adquirió enorme difusión comercial a instancia del laboratorio Roche de Suiza.   Pero para entonces, el tiburón ya había realizado su cometido y aquel pueblo de pescadores, pasó de sus casillas de chapa y madera, a los chalets. 

   La pesca de la merluza, adquirió gran importancia a partir de la década de 1960 y se crearon grandes plantas con instalaciones frigoríficas de magnitud.  Este crecimiento que cambió la fisonomía de Mar del Plata, influyó también en el desarrollo de los puertos patagónicos, especialmente Puerto Madryn (Chubut) y Puerto Deseado (Santa Cruz).  Para la captura de la merluza, se desarrolló la flota pesquera de altura.  Entre los años 1964 y 1965, se fomentó mediante créditos la construcción de barcos, lo que alentó la actividad de los astilleros.  Con anterioridad, llegó un grupo de pescadores belgas, liderados por Gabriel van Iseghen.  Así nacieron los grupos Pemasur y Argenbel.  La primera empresa fundada con capitales locales fué Copemar, de Juan D'Ambra, quien realizaba pesca de altura inclusive en la zona patagónica.

   El desarrollo de las fábricas conserveras dinamizó la economía local, pues eran necesarios los envases de hojalata, las máquinas cerradoras de latas y las instalaciones frigoríficas. Este auge amplió las fuentes de trabajo, especialmente para las mujeres que realizaban labores en las fábricas de salazón y conservas.  Tiempo después, gran parte de la producción era destinada a la exportación, lo que provocó que fuera sensible a las fluctuaciones en el mercado externo y variara el armado y la forma de trabajo, con la legislación internacional.

   Desde el año 1992, los puertos nacionales fueron traspasados a las provincias, por lo cual en la actualidad, los permisos de arriendos de establecimientos industriales en la jurisdicción del Puerto, son otorgados por la Dirección Provincial de Actividades Pesqueras.

   A partir de la década de 1960, se desarrolló otra industria relacionada a la pesca, que generó un debate en la ciudad y que fue la industria de aceites y harina de pescado.  Esta industria que se había desarrollado en Perú y Chile, atrajo a industriales de la ciudad porque la harina de pescado, era de fabricación sencilla y podía dejar grandes ganancias.  Se capturaban los peces y en las fábricas se los cocinaban por medio del vapor y se los prensaba para sacarles el agua y aceites naturales.  Una vez secos, se los molía y envasaba.  El problema principal surgió con el secado porque producía olores nauseabundos.  Se planteó si el desarrollo de esta industria era compatible dentro de una ciudad turística, ya que por sus características no se la podía alejar del núcleo urbano.  La cantidad de pescado que se necesitaba era muy alta y alejar las plantas procesadoras, encarecía el producto por los costos del transporte.

   Esta harina se destinaba a alimentar aves y ganado y en general, alimento balanceado para todo tipo de animales.  La industria química Alvión S.A. comenzó a fabricar con la harina de pescado, fertilizantes para el agro.

   De las nueve empresas que funcionaron en el año 1966, seis de ellas estaban localizadas en la jurisdicción Nacional del Puerto y las tres restantes en el ejido urbano, bajo la jurisdicción de la Municipalidad de General Pueyrredón, con lo cual se complicaba y superponían las responsabilidades para controlar el funcionamiento de las plantas, hasta que en marzo de 1966 se establecieron las ordenanzas que regularon la actividad.

   En el año 1995, funcionaron en Mar del Plata solo 3 fábricas pues el resto tuvo distintos destinos.  Dos se instalaron en Quequén, una se trasladó a la región patagónica (en la Patagonia funcionaron un total de cuatro) y el resto cerraron definitivamente sus puertas, como consecuencia de la crisis económica que afectó al sector. 

   La industria pesquera, con su desarrollo activó y dinamizó otras industrias conexas y a su vez, fue la generadora de empleos por excelencia porque convirtió al puerto de Mar del Plata, en el primer puerto pesquero del país.  A pesar de sufrir una crisis agudizada desde el año 1990, continúa siendo esencial en la economía de la ciudad.

   En el año 1994 las exportaciones fueron de 711 millones de pesos (11,8 % más que en 1993).  Entre los productos pesqueros congelados destinados a la exportación, el filete de merluza representó el 30,4 %, el calamar el 24,9 % y el langostino el 17,3 %.  Si bien estos datos son a escala nacional, el puerto más activo fue el de Mar del Plata, seguido por Puerto Madryn en la provincia del Chubut, Punta Quilla en Santa Cruz, Ushuaia en Tierra del Fuego y Puerto Deseado en Santa Cruz.

 

En el año 1994, los principales compradores de la producción local eran:

 

País % De compra
Japón 21,6
España 13,4
Brasil 10,2
Taiwan 9,3
Corea del Sur 8,5
China Popular 6,4
Italia 5,2
Holanda 5,2

FUENTE: Estadística de Pesca. Puerto M. d. Plata.
Dto. Estadística, Municipalidad  Gral.  Pueyrredón. Serie nº 25, agosto de 1994.

 

   CONSTRUCCIÓN:

   Junto a la expansión de la construcción aparecieron empresas proveedoras de materiales, fábricas de mosaicos, un aserradero en el año 1912, un corralón de maderas, carpintería mecánica, un aserradero a vapor, ferreterías, pinturerías, venta de artefactos, accesorios sanitarios y artículos rurales. A estos comercios se sumaron otros establecimientos comerciales, como hornos de ladrillos, tejas, demoliciones, fábricas de cemento y zinguería.

   Como las actividades industriales más importantes estuvieron vinculadas a las explotaciones tradicionales, el resto de las actividades se desarrollaron marginalmente, ya que vieron coartadas sus posibilidades de desarrollo al no contar con una política crediticia o de protección por parte del Estado. La actividad de la construcción, decayó totalmente al igual que otras industrias, durante la crisis de 1930

   Los cambios operados en la década de 1940 actuaron como un efecto centrífugo sobre otras actividades.  Sin duda una de las más involucradas en este nuevo proceso fue la construcción.  Cuando Mar del Plata se convirtió en balneario masivo, su espacio urbano debió adecuarse inevitablemente a las nuevas circunstancias y se transformó.

   Primero fueron las obras de infraestructura imprescindibles, como la Ruta Bartolomé Mitre (Ruta 2) y la ruta que unió Mar del Plata con Necochea y toda la región, luego las grandes obras públicas, como la Caja Nacional de Ahorro Postal y el Casino, los caminos de acceso a nuevos barrios de la ciudad, como por ejemplo el camino de acceso a Playa Grande y los nuevos barrios obreros, que surgieron como producto de planes de vivienda implementados desde el año 1943.

   Esto produjo un incomparable impulso a la industria de la construcción, que se vió acentuado a partir del año 1948, cuando se sancionó la Ley de Propiedad Horizontal, que permitía que los diferentes departamentos de un edificio pertenecieran a distintos dueños.  Como prueba de ese acelerado proceso de la construcción, el incremento en la evolución de la superficie construida entre 1948 a 1950, fue de 1.004.417 m2, la que se triplicó en el período de 1959 a 1960, llegando a 3.722.776 m2.

   A partir de entonces, se produjo en verdadero "boom" de la construcción.  Esta transformación edilicia se vio favorecida por la existencia en la zona de numerosas canteras, las que se ubican en el área Batán-Chapadmalal, situada a 12 Km. de la ciudad de Mar del Plata, las que hacia el año 1935, habían comenzado con una nueva actividad productiva: la explotación de las canteras de arcilla y piedra cuarcítica, que entró en auge 10 años más tarde, cuando las canteras ubicadas en el ejido urbano de Mar del Plata, vieron limitado su funcionamiento al entrar en conflicto con los terrenos urbanizados.  Por lo tanto la industria canteril se vio alentada por el auge de la construcción marplatense, relacionado con el auge turístico.  La oferta de trabajo atrajo a cientos de obreros de origen chileno que se asentaron en el área.

   Para el año 1947, funcionaban 24 canteras, que eran fuente de trabajo de 4.200 picapedreros.  A la fecha, solo funcionan las de la zona de Batán, ya que desde el año 1982 (luego de la construcción de la ruta 11, los balnearios de Punta Mogotes y el Estadio de Fútbol del Mundial), la producción se redujo significativamente, en parte porque se difundieron los revestimientos, otro tipo de materiales que disminuyeron la demanda de piedra.

   La construcción que durante la década de 1960, constituyó la actividad más importante de la economía local, creció en forma sostenida hasta el año 1977 y mantuvo hasta el año 1981 niveles aceptables de funcionamiento; pero a partir de ese año decreció constantemente, tanto el nivel de actividad, como su importancia en la economía marplatense, en parte debido a la saturación de la demanda y a la baja generalizada en el nivel de inversión y actividad económica del país.

   Con relación a las actividades económicas que la construcción dinamizó, se encuentra la instalación de hornos de ladrillos, fábricas de productos cerámicos y plantas de elaboración de piedras caliza, que llevó a configurar en el área Batán-Chapadmalal, antes limitada a la explotación de las canteras, un área de tipo agrominero industrial, donde la fabricación de ladrillos comunes, estuvo generalmente a cargo de inmigrantes bolivianos que realizaban esta tarea de manera artesanal y familiar, en carácter de arrendatarios de los hornos.  A partir del año 1980, esta actividad sufrió retracción y estancamiento.  Para 1980, había en la Batán 73 horneros y 90 hornos, lo cual significó que más del 70 % de los horneros poseían más de un establecimiento, siendo los núcleos urbanos de Batán-Chapadmalal, los lugares de mayor concentración.

   La explotación de las canteras, ha quedado reducida a menos de 2 ó 3 empresas que explotan 4 canteras cuarcíticas.  La producción está destinada casi exclusivamente, a la piedra partida, que se utiliza en la construcción.  Las labores de extracción, se realizan a cielo abierto, ocupando mano de obra asalariada de carácter permanente, siendo aproximadamente un 50 % de nacionalidad chilena o hijos de chilenos y el resto nativos de Argentina.

 

   INDUSTRIA TEXTIL:

   La actividad textil, comenzó a partir del año 1945 y su desarrollo se vio favorecido por el proteccionismo industrial y por el efecto multiplicador del turismo, a partir de la disponibilidad de una demanda ampliada en la época veraniega, con propensión al gasto.

   Mar del plata se transformó, como consecuencia de las nuevas políticas sociales del gobierno y particularmente con los nuevos gastos en el rubro turístico, que efectuaron los sindicatos y gremios más poderosos de esta naciente sociedad industrializada.  El ingreso de turistas entre 1945 y 1950 creció a un ritmo vertiginoso.  De 504.517 turistas que ingresaron en el año 1945, se llegó a 990.542 en el año 1950.  El dato de este último año, representa nueve veces más potenciales consumidores que la población estable.

   Este acelerado crecimiento, terminó agregando un mercado estacional de dos millones de personas, a una población de 263.800 habitantes hacia el año 1960.

   La industria textil marplatense, en sus inicios dependió exclusivamente del mercado interno,  pero la industria del tejido de punto, se alimentó y creció por la población turística la que durante los meses de verano, incrementaba cuantitativamente la cantidad de potenciales consumidores y contribuía a conformar un mercado estacional de dimensiones importantes y por el poder adquisitivo, que al ser constante durante todo el verano, favoreció el despegue de la rama industrializada, ya que la misma tuvo características definidamente de mercado interno.

   En los orígenes  de las tejedurías marplatenses, se encuentra que de las ocho primeras empresas de las que se tiene noticia, (Tejidos Raquel de Gino Pieroni, Tejidos Bagnato de Anunciato Bagnato, Tejidos Depaoli de Franco Depaoli, Tejidos Piler de F. Giacobone, Tejidos Noelia, Tejidos Andreatta, Tejidos Testa y Tejidos Marsaro), sus titulares fueron inmigrantes italianos de la segunda Guerra Mundial.  Estos inmigrantes tenían características comunes por lo que poseían un cierto grado de instrucción y experiencia previa en determinados oficios.  Los Pieroni, en la fabricación de parquets, Bagnato en la ebanistería, Nellia en la albañilería y en general estaban vinculados por las características de sus oficios, a la construcción, una actividad que fué muy rentable dado el creciente proceso de urbanización marplatense.

   Eran constructores pero se dedicaron al tejido.  Hubo una explicación. La construcción era una tarea puramente masculina, que dejaba fuera de la actividad laboral a casi toda la familia y por el otro lado, en la mayoría de los casos, sus oficios estaban relacionados con tareas que se estaban dejando atrás en el nuevo tipo de construcción moderna, que se estaba dando en Mar del Plata. Un ebanista ya no era requerido, como tampoco un frentista.  Entonces rescataron una de las tantas tradiciones del norte de Italia, "el tejido".  Contaban con telares y máquinas, traídos de su tierra natal, en la que eran elementos insustituibles del hogar con los que confeccionaban todas sus prendas.

   El tejido les permitía (de acuerdo a la experiencia italiana), la ocupación plena del grupo familiar, desde los ancianos hasta los niños, sin necesitar inicialmente ayuda externa.  Aún en el caso de necesitarla, el sistema de familia extendida con los protegidos, los ahijados, los hijos de compadres recién llegados al país, les proporcionaban mano de obra prácticamente gratuita a cambio de aprender el oficio.  Así fueron los comienzos de lo que posteriormente se convertirían en unidades productivas de alta inserción social, por su gran absorción de mano de obra.

   Inicialmente se trató de pequeñas unidades productivas, que funcionaron sobre pilares familiares y dentro del ámbito doméstico. Luego, con el auge, se produjo el traslado del ámbito doméstico al taller, donde se introdujo la comercialización de las prendas.

   En la década de 1950 se generalizó el trabajo por encargo, que vinculaba a esta unidad productiva, con un empresario que regularmente le pasaba trabajo.  En este caso el ritmo de la producción y la remuneración la imponía el que contrataba.

   En el caso de Mar del Plata, se combinó un mecanismo de obreros de planta y obreros domiciliarios.  El Censo del año 1964, registró 418 trabajadores de establecimientos textiles y el del año 1970, registró 1.800 trabajadores que eran los asalariados directos que realizaban su trabajo en la planta fabril. El resto eran domiciliarios o tanteros (se les pagaba por prenda realizada).  Estos últimos dependían de la estacionalidad de la producción, la cual estaba ligada fundamentalmente a las temporadas veraniegas.

 

 

   UNIÓN DEL COMERCIO, LA INDUSTRIA Y LA PRODUCCIÓN (UCIP):

   Los industriales junto con los prósperos comerciantes en los años del peronismo, se nuclearon para defender sus intereses.  Esto no fue algo peculiar en la zona, sino que después de la segunda Guerra Mundial tendieron a proliferar las asociaciones empresariales y sindicales, que crearon una trama casi de tipo corporativo. Apuntando a la comunidad organizada, que trató de entronar el estado peronista, los que mayor fuerza adquirieron fueron los gremios de trabajadores, que hicieron al peronismo sólido en las urnas, aunque la gran mayoría de los sectores adinerados y aún de la clase media e intelectual del país, fueron remisos en apoyarlos.

   Los productores agropecuarios estaban en la primera fila de la oposición.  Los comerciantes e industriales, en cambio, estaban tironeados por posiciones contradictorias.  Por un lado no les gustaba la política de agitación social y promoción sindical, pero por el otro lado, se beneficiaban por el proteccionismo y la expansión del consumo popular, que creaban una activa demanda.

   Los comerciantes e industriales marplatenses, quisieron estar unidos y por ello fundaron, el 5 de julio de 1924, un nucleamiento empresarial y se denominó "Cámara Comercial e Industrial" o Cámara de Comercio, aunque no siempre tuvo un buen entendimiento con las otras asociaciones patronales.  Sin embargo recién en la década de 1930 y con el auge de las corporaciones, las distintas clases patronales fueron uniéndose a partir de las actividades sectoriales.

   Distintas asociaciones de empresarios se integraron en el año 1946, para enfrentar los conflictos gremiales que se sucedían en la ciudad y lograr una mejor relación con el poder político local.  En esta "Unión" se congregaron los empresarios de la ciudad y tuvieron como fines, entre otros, el entendimiento con los poderes públicos, con los sindicatos obreros y con el centro de Empleados de Comercio. Por ello, el 5 de octubre de 1947, se constituyó la "Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP)". Esta se conformó no solo para promover la industria y el comercio local, sino para nuclearse y hacer frente a los nuevos problemas como eran el gremialismo y sus luchas. En uno de los artículos de su estatuto, decía: "...Regirán las relaciones de comercio, la industria y la producción entre sí y al mismo tiempo, procurar establecer las vías necesarias para el buen entendimiento de las fuerzas vivas con los poderes públicos, con los sindicatos obreros y centros de empleados de comercio...". FUENTE: UCIP, Estatuto, 1947.

   La UCIP nació como una reorganización de la anterior Cámara Comercial e Industrial y como primera medida, reglamentaron un nuevo estatuto el cual contemplaba la necesidad de establecer y estimular el buen entendimiento de las fuerzas vivas (comercio, industria y producción), con los poderes públicos, sindicatos obreros y los centros de empleados de comercio.

   Estos empresarios reconocían el éxito de la política industrialista del estado peronista, pero lo acusaban de los conflictos laborales que ponían en peligro de cierre, a las fábricas mismas.

   Pero una cosa era cierta, el crecimiento de Mar del Plata se centraba fundamentalmente en la ampliación de la base social del turismo.  Los gráficos muestran el incremento turístico que llegó a un pico, poco conocido, en la década de 1960, con el ingreso de 2.000.000 de personas.

   La primera memoria de la UCIP, recuerda que:  "...El pujante desarrollo industrial de nuestro país, se ve trabado en estos momentos por una serie de factores de diverso origen, que ponen en peligro una estructura fabril, levantada con el esfuerzo, la capacidad y el sacrificio de hombres de gran fe en el progreso nacional.  Esos hombres son los que pueden decir con justificado orgullo, que han logrado en un decenio triplicar la producción de artículos elaborados e independizar a la República, en el abastecimiento de renglones esenciales de su economía.  No es posible concebir, pues, que una tendencia tan acentuada y positiva a la emancipación económica nacional, pueda frustrarse por la confluencia de fuerzas, un tanto desarticuladas...  Ha habido en los últimos años, una incorporación en masa de fuerza de trabajo a la industria.  Se trata que esos dirigentes comprendan, que el problema obrero no está desligado del conjunto del problema industrial y que a esta altura del progreso del país, no es posible considerar en forma aislada los intereses de los trabajadores, lanzándolos sistemáticamente contra los industriales...". FUENTE: Memoria UCIP, 5 de octubre de 1947.

   En el año 1967, la UCIP organizó una asamblea en Mar del Plata de carácter nacional, en la cual participaron "Uniones" similares a ella. El tema fue revisar el Sistema de Seguridad Social y elaborar un Código. Las medidas concretas elaboradas por esta Asamblea, fueron para evitar la evasión y mora de aportes y contribuciones por parte de los empleadores, del Estado y de los afiliados autónomos, impedir la utilización de los fondos de previsión social para fines ajenos a la misma y establecer la jubilación mínima ordinaria en el 82 % del salario vital mínimo y móvil.

   También en el año 1972, interesada en que el balneario de Mar del Plata se conociera por su actividad comercial e industrial, organizó un Congreso Nacional de Comercio, con presencia de altas autoridades civiles y militares. A la misma asistieron 500 delegados de todo el país y de aquí surgió la "Unión del Comercio Argentino".

 

   PARQUE INDUSTRIAL:

   La euforia por la presencia masiva de los veraneantes y los beneficios económicos que esto generaba, duró más de dos décadas. La década de 1970 fue crítica respecto al turismo como la principal fuente de ingresos y como el motor generador y sostén de una gama de actividades, que para entonces ya se realizaba en la zona. Así fue que en los años 70, se reconoció que: "...Hace un par de años la comunidad marplatense, ha comenzado a tomar real conciencia de los problemas que plantea el desarrollo de la ciudad y su área de influencia.  Dos décadas de continuo crecimiento, que no es sinónimo de desarrollo, fueron afirmando la imagen de una "ciudad feliz", al margen de las dificultades crecientes del país y expandiéndose aún, a veces a su influjo.  Pero bastó que nuestro país se adentrara en un período de estancamiento estructural, para que naturalmente ese clima de euforia fuera reemplazado por una actitud crítica y de consciente preocupación.  El punto de partida consiste entonces, en reconocer que hoy Mar del Plata, está en crisis.  Esta aserción en modo alguno implica un juicio pesimista respecto de su futuro...".

   La crisis económica y disminución del poder adquisitivo que afrontó la Argentina desde la década de 1970 hasta nuestro días, modificó las perspectivas y los beneficios que traía aparejado el turismo.  Por un lado se asistió al descenso en el número de turistas ingresados a la ciudad entre las décadas de 1970 y 1980.  Las razones de esto son varias. Una se debe a la recesión económica que afectó a la totalidad del país y a la aparición de nuevos centros turísticos, tanto en el extranjero, como en la costa atlántica.  Ante las dificultades se ensayó, en la década de 1970, la implantación de un "Parque Industrial", que fue el fiel reflejo de las nuevas actividades ejes de la economía marplatense.

   La localización adoptada para ese parque industrial, fue en terrenos municipales en cantidad de aproximadamente 116 hectáreas, sobre la ruta 88 y a unos 9 kilómetros de Mar del Plata y a poco más de 2 kilómetros de Batán, que en ese entonces tenía 5.000 habitantes.

   El predio elegido tiene una fácil accesibilidad tanto desde el incipiente polo de desarrollo Quequén-Necochea, a través de la propia ruta 88, como con el eje de desarrollo de la Tandilia (Olavarría-Azul-Tandil y Balcarce).  Asimismo y a través de la prolongación de la Avda. Mario Bravo, lo localización elegida, pudo vincularse fácilmente con el sector del Puerto de Mar del Plata, sin necesidad de atravesar la ciudad.

   La idea de realizar un Parque Industrial, respondía a una renovada concepción de la economía, la que sostenía que el industrialismo estimulaba el consumo interno como factor de distribución del ingreso.  Por tal razón, estimular la industria era necesario, en un contexto donde se habían radicado numerosa cantidad de pequeñas y medianas empresas.  Por esto los Parques Industriales, constituían una herramienta útil para reordenar las industrias existentes, ordenar las nuevas y activar un sector de la economía ya que esa infraestructura consistía en la reunión de todos o de algunos de los servicios necesarios al desenvolvimiento de las industrias afincadas en cada parcela.  Por ejemplo, la provisión de agua, pavimento, desagües, energía, luz, gas, teléfono, control tecnológico, etc.

   Mar del Plata turística dejó paso a la Mar del Plata industrial. Hoy en día, el turismo sigue siendo una de las fuentes de ingreso, pero ya no la principal, pues se ve afectada por la escasez de dinero que hizo que a los turistas que visitan estas playas, se los llame "gasoleros", por el bajo nivel de gastos que realizan y máxime teniendo en cuenta, que el 95 % de los turistas son de origen sindical.

   Pero en la zona despuntaron y se consolidaron otras actividades económicas, las cuales tuvieron y tienen diferente incidencia en el contexto general, como es el caso de la agricultura, de vieja data en la zona, pero que sufrió modificaciones significativas a partir de la década de 1970.  En el área Batán-Chapadmalal, que forma parte del cordón hortícola del Partido de Gral. Pueyrredón, hasta la década de 1960, la producción solamente abastecía a la población local.  Debido a la incorporación de tecnología como el riego por aspersión, herbicidas, siembras en hilera, abonos químicos, entre otros, se produjo una gran transformación de este sector. A partir de la década de 1970, llegaron los primeros inmigrantes bolivianos, los que se incorporaron como mano de obra barata, hecho que modificó las relaciones de producción, cobrando importancia la mediería, como modalidad de trabajo.  Este aumento de producción, produjo la superación del mercado local como ámbito de comercialización.  En el año 1978, la población de quinteros de la Delegación Batán, representaba un 35,5 % de la población total.

   Si bien es de escasa importancia en la economía local (en 1986 era del 4,5 %), su evolución reconoce altibajos. El nivel máximo de actividad fue en 1976 y otros picos en 1979 y 1981.  La zona de Laguna de los Padres y Sierra de los Padres, posee una importante producción hortícola que abastece las necesidades de la ciudad y su zona de influencia.  En ella se producen principalmente lechuga, zanahoria, papa, acelga, zapallo y remolacha.

   Otra actividad productiva del área Batán-Chapadmalal, es la cría en cautividad de animales pelíferos.  Esta se inició en el área a partir de 1950.  Se trató en particular de animales como conejos, cordero Karakul, visón, zorro plateado, nutria (coipo), chinchilla, turón o hurón europeo y zorro.

   En el área se encuentran varios criaderos, considerados los más importantes del país, con fuertes inversiones en instalaciones y equipos, alta proporción de mano de obra y gastos en materia prima, dedicándose principalmente a la cría de visones y zorros, siendo la nutria una producción complementaria.  La producción de visones, oscila entre 45.000 y 50.000 pieles anuales, que se exportan a los principales mercados del mundo.

 

Producto Bruto Interno del Partido de Gral. Pueyrredón. Participación Porcentual


 

Año Agricultura Ganadería Pesca Industrias Construcción Comercio
1970 2,5 1,1 11,3 14,4 9,7 24,2
1971 2,6 1,3 12,1 16,9 4,3 24,7
1972 4,5 1 11,5 29,8 3,8 19,2
1973 4,6 1,1 11,7 21,8 4,8 22,1
1974 3 1 13,7 15,7 4,6 23,4
1975 4,6 1,2 9,4 18,8 5,4 22,6
1976 6,9 1,2 12,8 16,5 6,4 21,8
1977 2,8 1,2 17,7 16,5 8,5 20,4
1978 4,3 1,1 19,5 18,8 5,2 19,4
1979 5,2 1,1 16,7 18,2 5,8 20
1980 4,7 1,2 14 17,6 6 20,7
1981 5,9 1,3 12,1 15,5 8,8 21
1982 4,6 1,1 20,5 10,8 7,6 19,5
1983 3,9 0,9 19,5 15,7 4,9 19,9
1984 4 1 18,1 16,1 5,9 19,8
1985 4,5 1,1 17,1 14,5 4,1 17,7
1986 2,8 1 18,9 14,4 2,5 18,4

   FUENTE: Partido de Gral. Pueyrredón. Producto Bruto Interno 1970-1986.
Mar del Plata- Dirección de Estudios Socio- Económicos, agosto de 1989.


   El cuadro demuestra como la agricultura posee una mayor importancia frente a la ganadería, cosa que 80 años atrás era a la inversa, como así también la importancia creciente de las actividades industriales, frente al comercio, hecho que tiende a intensificarse hacia la década de 1980, donde a pesar de la crisis económica, será el sector comercial, el más afectado.

   La historia de la economía marplatense refleja un dinamismo propio, debido a su característica de ciudad balnearia e industrial, dinamismo que en cierta medida es motorizado a lo largo del tiempo por las distintas coyunturas nacionales. Dos momentos diferentes sirven de ejemplo a lo dicho: la Argentina agro-exportadora de fines del siglo XIX, provocó cambios en la economía regional, ya que ésta no solo se vio favorecida por sus riquezas ganaderas, sino que a la par surgió una ciudad balnearia destinada a perdurar y a transformar el eje rural que hasta entonces fue lo constitutivo de la economía.  A fines del siglo XIX, se conformó un eje urbano-turístico-comercial.  Otro hecho de índole nacional que trajo cambios estructurales, es el proceso que se inició en la década de 1930 y culminó con el advenimiento del peronismo en la década de 1940.  El paso al turismo social, que por sus características requirió de una infraestructura diferente y servicios acordes a su nivel de gastos, presentó la proliferación de pequeños y medianos comerciantes.  Lo cierto es que todos estos cambios fueron posibles, porque la comunidad fue permeable a las transformaciones y tuvo capacidad de respuesta adaptándose a las nuevas circunstancias.

   

   ACTIVIDAD EN LA DÉCADA DE 1930:

   Todos los cambios señalados a escala local, como fueron la aparición de sectores sociales heterogéneos, el de una diversificada actividad hotelera, el de una economía cuyo principal soporte era la actividad turística y comercial con una débil actividad industrial, se dieron con un marco político nada tranquilo, puesto que la década de 1930, se había inaugurado con el movimiento militar que desalojó del poder al radicalismo, iniciándose así la llamada "Década infame".

   En el plano económico, la difícil situación que se venía manifestando desde 1928 y persistió hasta 1932, golpeando duramente lo que era hasta entonces una economía abierta y poniendo en crisis el modelo económico de crecimiento vigente desde el siglo XIX: el agro-exportador.

   Los precios internacionales de los productos agrícolas cayeron fuertemente y aunque el volumen de las exportaciones no descendió, los ingresos del sector agrario y de la economía, se contrajeron fuertemente.  Como el gobierno optó por mantener el servicio de la deuda externa, mucho más gravosa por la disminución de los recursos corrientes, debieron reducirse drásticamente tanto las importaciones como los gastos del Estado, cuyo déficit pasó a convertirse en un problema grave.

   En un mundo en permanente cambio, se requería una política económica nueva. La adoptada inicialmente por Uriburu y Justo, se había limitado a las medidas reactivas clásicas, pero a mediados del año 1933, con la designación de Federico Pinedo como Ministro de Hacienda, se delinearon dos tendencias: la creciente intervención del Estado y el cierre progresivo de la economía.

   De esta manera, se avanzó en esta década en el control de las finanzas; en el año 1935 se creó el Banco Central, cuya misión era regular las fluctuaciones cíclicas de la masa monetaria, evitando tanto una excesiva holgura como la escasez, así como controlar la actividad de los bancos privados. Como una forma novedosa de intervención estatal, se crearon las Juntas Nacional de Granos y Carnes, donde se les aseguraba un precio mínimo a los productores rurales, evitándoles tener que vender en el peor momento.

   Por este camino, el Estado fue asumiendo funciones mayores en la actividad económica y pasó de la simple regulación a la definición de reglas de juego cada vez más amplias.  Esta nueva tendencia en la década de 1930, era incipiente y estuvo impulsada por factores coyunturales, pero se fue afirmando progresivamente y estimuló modificaciones tales como la industrialización, la que comenzó a crecer en el marco de la crisis y siguió haciéndolo luego de la recuperación de la segunda mitad de la década.  El cierre creciente de la economía, los aranceles y la escasez de divisas, creaban condiciones adecuadas para sustituir los bienes importados por otros producidos localmente, sobre todo si la producción no exigía una instalación muy compleja.  Se trataba de sustituir o reemplazar importaciones por productos producidos localmente.

   La crisis de 1930 y las respuestas de índole coyuntural, habían creado una serie de condiciones nuevas que hacían muy difícil el retorno al viejo y añorado, por algunos sectores, modelo agro-exportador.  El cierre de la economía, la intervención del Estado y un cierto crecimiento industrial, aparecían como la nueva senda a seguir en la década de 1940.  

   Un símbolo del cambio que se dio por la década de 1930, fue la inauguración en octubre de 1938 de la ruta Bartolomé Mitre (más conocida por la Ruta 2), después de 10 años de gestiones llevadas a cabo por la Asociación de Propaganda y Fomento de Mar del Plata.  Así esta ciudad, conocida primero como "Puerto de Laguna de los Padres", "Villa de los Porteños" y  la "Biarritz argentina", se transformó en la "Perla del Atlántico".

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   COMERCIOS VARIOS   

  
    RÍOS Y NOYA:

   De principios del siglo XX fueron los almacenes de ramos generales de "Ríos y Noya", quienes se instalaron en el año 1902. Dicho establecimiento incluía productos como perfumería, farmacia, música, fotografía, fantasía, sanitarios, joyería, almacén, tienda, mercería, talabartería, corralón de maderas, hierros, mercería y frutos de país en general.

   

    DOMINGO RIZZO:

   "El Atalaya" de Domingo Rizzo, se instaló en el año 1910 y se trataba de otro corralón de hierros y maderas.

   

   FAVA HNOS:

   Entre los comercios ligados a la construcción y que son de larga data en la hoy ciudad, se encuentra el de Agustín Fava, quien se estableció con un rubro de ramos generales ya que se trataba de un taller de carpintería, mueblería y anexos, constituyéndose en el año 1920 la firma "Agustín Fava Hnos.", quienes instalaron un aserradero y corralón de maderas......EN REDACCIÓN ///////////

 

   LA REFORMA:

   Era el 19 de septiembre de 1919. Se fundaba en la calle San Luis esquina Belgrano (esquina Oeste), "La Reforma, Almacén y Bar de Ramos Generales".  Su nombre obedece a la Reforma Universitaria de Cataluña, ya que sus primitivos dueños llamados: "Jouxe y Reixach", eran de ese origen.  El antiguo diario "Democracia" (ya desaparecido) publicaba su slogan comercial: "La casa donde se toma el mejor vermouth, almacén de comestibles y bebidas".

   En el año 1936 y de acuerdo con el progreso de la ciudad, se efectúan reformas en el "viejo almacén", encargándosele a un ebanista de la época, la decoración del mismo.  Se realizaron además estructuras que, aún hoy, están a la vista.

   En el año 1947, los catalanes venden el comercio al señor Marcos Galo Ramos, que no tenía alma de bolichero y luego, cansado del mismo, decide deshacerse del negocio.

   Es así, que en el año 1950, lo vende a una sociedad constituida por los señores "Rossi, Cambiaso y Guma".  En el año 1951, el señor Guma se retira y quedan al frente del viejo negocio, los señores Rossi y Cambiaso.  En el año 1952, el señor Cambiaso queda solo conduciendo "La Reforma" a la que le da la fisonomía de "Boliche de Campo", donde como antiguamente se servía el fiambre, en un papel de astrasa y al peso (Kg.)

   Con el avance de los años y las exigencias municipales vigentes, se tuvo que desechar todo ese tipo de servicios, para pasar a las bandejas que primeramente se construyeron de marco de madera y piso de vidrio, luego de plástico y finalmente de acero inoxidable, como actualmente se utilizan, llegando también la modernización de la elaboración propia (matambres, pollos y lechones arrollados, jamones, chorizos caseros, etc.).

   El 28 de noviembre de 1963, a las 17,55 hs., se produce el desalojo de la tradicional esquina por parte de Obras Sanitarias de la Nación, para el bien público. Luego, con el tiempo, el edificio pasó a manos de Obras Sanitarias (O.S.S.E.).  Es bueno recordar que el edificio es el mismo, tal cual estaba, como cuando se inauguró La Reforma, el 19-9-1919.

   Lógicamente, con la expropiación, La Reforma cerró sus puertas pero, el 26 de enero de 1964, se vuelve a inaugurar en la calle San Luis 1958, a media cuadra de donde estaba y sobre la vereda de enfrente.  

   Comenzó a funcionar en el edificio que Don Pedro Cambiaso compró y que, en su época, fuera residencia de la directora de la primera escuela oficial que se fundó en Mar del Plata, Doña Pascuala Mugaburu y donde luego funcionó el Registro Civil.

   Don Pedro Cambiaso, hoy fallecido, fue hincha fanático del Club Atlético Independiente de Avellaneda y fanático hasta la médula del Dr. Arturo Frondizi.

   En el negocio, que todavía hoy existe y actualmente dirigen sus descendientes, se pueden ver los innumerables cuadros de las formaciones que tuvo Independiente y a la vez, cuadros de todos los políticos -presidentes incluidos- que pasaron por su negocio.

   La cortesía sigue reinando, pues los descendientes de Don Pedro Cambiaso siguen atendiendo a su clientela, con el esmero que lo hacía Don Pedro.  Su slogan:"La Casa donde se toma el mejor vermouth".

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