CAPÍTULO 45
10
de octubre de 1946.
Durante 3 ó 4 días, miles de personas concurrieron a la playa. Nunca antes había ocurrido algo parecido en nuestra ciudad. Hasta se llegó a afirmar que al faltar el macho, las hembras se suicidaron.
Un acontecimiento sin precedentes en su género, un
fenómeno zoológico de características únicas.
En la tarde del 10 de octubre de 1946, 835 cetáceos
encallaron sus enormes cuerpos en la arena. Unos los llamaron
"toninas" y otros "falsas orcas". Y allí permanecieron
hasta morir. Todo tuvo la extraña
apariencia de un suicidio colectivo sin que nadie pudiera explicarse, las
verdaderas causas de esa determinación.
El día era cálido y muchas personas recorrían la zona costera.
Ya a partir de las 3 de la tarde, las personas corrieron hacia la playa,
donde pudieron comprobar que cetáceos de grandes dimensiones se dirigían del
mar hacia la playa. Lo hacían en
grupos compactos. Los extraños
animales se ubicaron en la arena y allí quedaron, varados.
Ninguno de ellos hacía esfuerzos por retornar al agua.
Todo un gentío llegaba desde distintos lugares de la ciudad y también
autoridades y expertos.
Un minucioso recuento, permitió establecer que eran 835 los cetáceos
depositados en la arena por su propia voluntad. La mayor parte se ubicó en la playa Bristol, la Popular y
frente al Casino, el Torreón, la franja costera en dirección a Chapadmalal y
hacia el norte en playa La Perla y hasta cerca de Camet.
En esa misma noche comenzaron a morir. Algunos
prolongaron su agonía hasta el atardecer del día siguiente.
Lamentablemente, hubo escenas penosas. Personas desalmadas: se dedicaron
a acuchillar a los animales indefensos y otros les cortaban las aletas.
Otros los balearon. Esta
actitud, obligó a una vigilancia policial.
En tanto de lugares vecinos y hasta de Buenos Aires, llegaron muchas personas
interesadas en ver de cerca el inusitado fenómeno.
Al iniciarse la descomposición de los cuerpos, las autoridades dispusieron que
los cetáceos fueran arrastrados al mar por medio de lanchas.
Llevados a más de 3 millas de la costa, se calculó que desde allí serían
alejados de la orilla por la fuerza de las corrientes marinas.
No obstante esta precaución, el oleaje devolvió algunos cuerpos a la playa.
Dos ejemplares fueron disecados. Uno
de los esqueletos se encuentra hoy día en el Museo de Ciencias Naturales de La
Plata.
Tiempo después, el capitán de fragata Teodoro Caillet-Bois, publicó un
trabajo respecto a la naturaleza de esos curiosos animales. Se estableció que no eran toninas ni delfines, como se
consideró al principio. Tenían un
largo promedio entre 5 y 6 metros y un peso que oscilaba en los 500 kilos.
Sus dos mandíbulas tenían dientes –de 9 a 11 pares, en la parte
inferior y superior- de forma cónica y muy grandes. Casi algo más de 5 centímetros
de largo.
El doctor Carlos Marelli, ex-director del Jardín Zoológico de La Plata, las
clasificó como "falsas orcas", especie de delfínido, todavía más
escasamente conocida. Diferían de las falsas orcas en el color de la piel y la
forma de las aletas.
Se dijo entonces: "La pseudo orca es cosmopolita, migratoria y
especialmente gregaria. Viaja en
bandadas de muchas hembras con un macho y tiene, precisamente, la particularidad
de su propensión al suicidio colectivo".
Desde mediados del siglo pasado, se registraron varias apariciones de estos cetáceos:
en 1880 en Kiel, en el Báltico; en 1903 en Chathman, Nueva Zelandia; en 1927 en
el norte de Escocia; en 1929 y 1930 en la isla de Ceylán. Vararon como sucedió
en Mar del Plata. En 1931 en las rocas de Manra, Cabo de Buena Esperanza y en
1936 en el estuario de Tay, Escocia.
El capitán Caillet-Bois, en el estudio que había efectuado, se refiere a las
probables causas del suicidio colectivo. La
autopsia de los dos animales disecados estableció la ausencia total de
alimentos en el estómago y el estado perfectamente normal de todos los órganos
internos. Esto excluye una posible
intoxicación. El estómago vacío
determinaría que fue el hambre la causa de los suicidios, pero teniendo en
cuenta la riqueza ictícola de la plataforma marina de Mar del Plata, ello también
queda descartado.
Por su parte, los avezados pescadores del puerto, atribuyeron la voluntaria
matanza a la desaparición de los bancos de anchoitas. Tampoco esta hipótesis fue aceptada, pues se supone que los
cetáceos tienen capacidad para buscar otros alimentos disponibles.
También quedó rechazada la hipótesis que quedaron extenuados por algún
temporal y también que la temperatura del agua originó la masacre. Animales
migratorios y ambulantes como son, eso no los hubiera afectado.
No se llegó a un acuerdo convincente. Por
mucho tiempo se habló del extraordinario suceso, en que los cetáceos, en Mar
del Plata decidieron morir.
***
Febrero de 1958.
A fines de febrero del año 1958, el mar arrojó sobre
las playas, especialmente en la Bristol, una cantidad tan grande de algas que al
acumularse, formaron una verdadera barrera a lo largo de la orilla.
Esta barrera, tenía en promedio más de un metro de
altura y varios de ancho, constituyendo un real impedimento para llegar al mar
que, por otra parte, estaba plenamente saturado de algas en suspensión, lo que
no se hacía agradable al baño de mar.
En determinadas épocas debido a mar de fondo, corrientes de traslado, etc., se dan condiciones favorables para que las algas lleguen a la orilla, pero no se tiene información anterior que estas plantas acuáticas, hayan colmado las playas como en esa ocasión.
Fue necesario retirarlas urgentemente, porque pasados
dos días apenas, el olor era muy desagradable.
***
18 de marzo de 1950.
El 18 de marzo del año 1950, un potente y violento
temporal de mar, descargó toda su energía sobre la costa, con su secuela de
deterioros en todas las playas siendo, lo más destacable, la destrucción de la
pileta ubicada en Punta Iglesia.
***
.