CAPÍTULO 44
El faro de Punta Mogotes depende técnica y funcionalmente del "Servicio de Hidrografía Naval de la Armada Argentina", con personal con orientación en balizamiento. El faro cumple la misión de brindar un importante servicio de orientación y seguridad a los navegantes, dado la peligrosidad que representa la continuación submarina de las sierras del sistema de Tandilia.
CONSTRUCCIÓN:
Su construcción se inició en Francia a comienzos del año 1890 y se construyó por partes. Una vez finalizada su construcción, fue trasladado por vía marítima a Buenos Aires y de allí a Mar del Plata. Su instalación final estuvo a cargo de los arquitectos franceses Bernard, Turnes y Barbier, con la colaboración del constructor y vecino de Mar del Plata, Sr. Pedro Besozzi.
CARACTERÍSTICAS:
El faro de Punta Mogotes es el núcleo principal de un sistema de faros y balizas, instalados desde Mar Chiquita hasta Miramar.
Su forma es de una torre cónica y construida en metal. Sus estructuras fueron construidas con chapas de hierro de 6 cm. de espesor las que, una vez en Mar del Plata, fueron ensambladas con remaches, hierros angulares y perfiles.
El faro está cimentado sobre una base de piedra y su altura es de 35,50 metros. Su forma es cilíndrica hasta una altura de 3,50 metros; luego toma forma cónica hasta la base de la galería ubicada en la parte superior. El diámetro de la base mide 9,45 metros y en la parte superior se reduce a 3 metros. Dentro del faro se halla instalada una escalera caracol de 154 escalones y que llega a la sala de guardia y a la garita de iluminación.
HISTORIA Y TECNOLOGÍA:
El 5 de agosto de 1891, comenzó su servicio activo y a lo largo de todo ese tiempo su color varió, hasta el presente, 3 veces en función de los contrastes de la geografía del lugar.
Al ser puesto en servicio, fue pintado de gris claro. Con el transcurso de los años, se lo pintó con franjas horizontales de colores blanco y negro y en la actualidad está pintado en rojo y blanco. La base es de color claro. La primera franja de la parte cónica y la tercera son rojas y la segunda y la cuarta son blancas. Cada franja de color, consta de cinco ensambles de su estructura.
Su primera fuente luminosa se alimentaba con kerosén. Su fuente lumínica era una lámpara de 5 mechas con luz blanca giratoria, de 10 segundos de exposición por minuto. Ya el 15 de febrero de 1918, se cambió su fuente óptica-luminosa por un sistema automático y alimentado con petróleo. Diez años mas tarde, se cambió otra vez el sistema, adecuándose a los adelantos técnicos, por un nuevo aparato óptico-luminoso automático, alimentado con gas de acetileno. Desde el año 1975 y avanzando con la tecnología, su equipo lumínico eléctrico-electrónico, se utiliza con energía eléctrica y cuenta, además, con un equipo auxiliar de iluminación a gas, para casos de emergencia.
Su potente haz de luz, es visible en el rango de una distancia de entre 32 a 41 kilómetros. Desde el año 1938 cuenta con un radiofaro, equipo que emite una señal de radio intermitente y de baja frecuencia (para no ser absorbida por el agua) y que es captada por los navegantes, a más de 150 millas de la costa (277,84 kilómetros).
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EL ESPAÑOL ARGENTINO:
Las características del lenguaje argentino, identifican fácilmente a los argentinos en cualquier otra parte de América Latina o en otros países de ultramar o de otro idioma.
Los rasgos mas destacados son el VOSEO -uso del pronombre vos en lugar de tú y ti- y la pronunciación de la "ll" y la "y" con el sonido que tiene al pronunciar su nombre: ye. Por otra parte, es también curiosa la tendencia a acentuar en forma grave las palabras esdrújulas.
El español argentino es característico; sin embargo, también hay diferencias regionales: los habitantes de la mesopotamia, por ejemplo, utilizan palabras tomadas del Guaraní, mientras que en el habla de Buenos Aires abunda el lunfardo, el dialecto característico de la ciudad.
A diferencia de los demás países de habla latina, los habitantes de la Argentina son los únicos que no respetan el verdadero lenguaje español.
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CURIOSIDADES HISTÓRICAS:
Esta es la historia de Vicente González, un siniestro
personaje de la Mazorca, que llevó adelante cientos de crímenes contra
aquellos de quienes el gobierno sospechaba. Se verá algunos aspectos de su
vida, así como también detalles de su solitario y triste final.
Uno de los personajes más siniestros de la Mazorca (*),
fue el tristemente célebre coronel Vicente González -también conocido como -Carancho
del Monte-, quien era el encargado de matar a todos aquellos a los que, por
disposición del gobernador Juan Manuel de Rosas, debían desaparecer sin dejar
ningún tipo de huella.
Uno de estos desgraciados, que había sido traído
desde el interior del país, tenía una mirada viva y penetrante, además de una
postura varonil y majestuosa. Justamente fue su aspecto aristocrático lo que más
disgustó al sicario, quien intentó hacerle sentir miedo con la amenaza de
hacerlo degollar por la nuca y con un cuchillo mellado.
Ante esta circunstancia, el prisionero sonrió irónicamente
y le contestó con una premonición: "Tú, tú, tan desgraciado como
miserable; tú eres el destinado a temblar y a sentir miedo cuando mueras bajo
un cuchillo más cruel y lacerante que el que a mí me destinas...". Y
la predicción se cumplió.
Ya
al final de su vida, aterrorizado por fatídicas visiones y acosado por
punzantes remordimientos, González se enclaustró en el convento de San
Francisco -ubicado en Buenos Aires- sin poder jamás hallar paz ni reposo, pues
frecuentes y punzantes anónimos, firmados por el alma de Fulano o de Zutano, le
arañaban la conciencia, haciendo cada vez más agitadas las horas de su
inquieto existir.
Así, preso de continuos temores, torturado por la
evocación sangrienta de sus víctimas y el imborrable recuerdo de sus maldades,
buscó la soledad mas estrecha y el refugio más escondido en el mencionado
convento, aunque totalmente en vano, pues allí fueron también a buscarlo las
sombras y las amargas visiones.
Un día le anunciaron que un caballero deseaba, con
gran insistencia, verlo y hablar con él. Luego de pensarlo y dudarlo
mucho, decidió recibirlo, aunque receloso y vacilante.
Al ver al recién llegado, no pudo contener un
estremecimiento, puesto que aquel hombre tenía el semblante severo, la mirada
profunda y un notable parecido al prisionero que unos años antes le había
hecho la espantosa predicción.
El visitante, luego de observarlo durante un breve
tiempo, le entregó un paquete repleto de cartas, al tiempo que le dijo con voz
dolorida y entrecortada: "Queme o destruya esto, señor don Vicente, y
trate de alcanzar de Dios el perdón que no puede esperar de los hombres".
Enseguida aquel hombre partió y González se puso a repasar los documentos, que
destilaban sangre y probaban la perversidad y el instinto cruel de quien los había
escrito. Él mismo.
El odio hacia los hombres que sentía el "Carancho
del Monte" se hizo, desde ese momento, más intenso que nunca y hasta
lo hizo renunciar de los consuelos de la religión.
A partir de ese momento, sus días no fueron muy
largos y, el que tantas maldiciones y tantas lágrimas tenía sobre el alma,
murió lenta y sombriamente, traspasado por un cuchillo más frío y agudo que
el de la Mazorca, por la inflexible voz de su conciencia.
(*) "La Mazorca" fue una sociedad
popular, creada por Juan Manuel de Rosas y organizada en Buenos Aires en el año
1840, que durante el gobierno del propio Rosas, exterminaba a todos aquellos
que, por algún motivo, resultaban sospechosos. La organización -que debe
su nombre al símbolo que los representaba, una mazorca de maíz- fue
considerada una empresa terrorista, que llevó a cabo numerosas atrocidades.
FUENTE: Revista Banc. del Provincia, año LIV, nº 649, septiembre 2001.
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El
23 de febrero de 1910, se eligió a la primera Reina del Mar, con la
participación -después de una rigurosa selección- de 12 señoritas
marplatenses, entre hijas de pescadores y bañeros porque así lo determinaba el
reglamento, pues dicho evento era exclusivamente de carácter local.
La selección se realizó, en el lujoso salón
principal del Bristol Hotel y ninguna de las participantes había entrado antes
allí, pues solamente habían visto su fachada desde la costanera.
El jurado estuvo integrado por las señoras Zelmira
Paz de Gainza, Otilia Alcorta de Rodríguez y María Roca de Demarchi. Las tres,
eligieron por unanimidad a la misma señorita: Emilia Bonacci, de 17 años.
La señorita Bonacci no era marplatense. Era
oriunda de Buenos Aires, pero estaba radicada en Mar del Plata y ejercía la
profesión de maestra en una escuela local y residía en la casa de una
familia de pescadores de la ciudad.
Luego de finalizada la elección, la misma quedó
integrada de la siguiente manera:
- Reina del Mar: Emilia Bonacci.
- Princesas: Vicenta Carboni, Socorro García,
Basilia Martínez, Antonia Martínez, Pilar Bordoni y Dolinda Carboni.
-
Pajes: Atalia Carboni y María Rosa Catuogno.
La historia recuerda exactamente los pormenores de
aquel acontecimiento social:
"La fiesta de coronación tuvo lugar en el Teatro
Odeón (Entre Ríos 1828). A las 21,45 hs., el cortejo partió del Colegio
nº 1, tomando por la calle Hipólito Yrigoyen hasta San Martín y siguió por
ésta y se detuvo frente al Bristol Hotel. El orden del cortejo fue el
siguiente: escuadrón, banda de marinería, y piquetes de marineros de los
buques, otras bandas, los batallones escolares con sus banderas, la carroza de
la reina, gauchos a caballo y un escuadrón. El cortejo estuvo flanqueado por
marineros y niños con antorchas. La carroza era una nave romana de 10 metros de
largo, iluminada eléctricamente".
"Sobre un pedestal con escalinata recubierto de
terciopelo punzó, se encontraba la reina rodeada de su séquito. La señorita
Bonacci lucía un vestido de brocato blanco, con bordados de cristal y pedrerías,
galones con borlas de oro que pendían de los hombros, tres hilos de perlas en
el escote y peluca rubia con diadema de estrellas de brillantes".
Luego de una recorrida por las calles -a la cual
asistieron unas ocho mil personas-, el Comisionado Urdinarrain hizo entrega a la
reina de las llaves que la hacían "dueña de la ciudad". A las
22,50 hs. y frente al Bristol Hotel, el comandante Anabia subió a la carroza e
hizo entrega a la reina de una pulsera. Hubo fuegos artificiales y los
gauchos desfilaron montados en sus caballos elegantemente adornados.
Algunos barcos de guerra, desde el mar, proyectaron
sus reflectores sobre este espectáculo, manteniendo iluminadas sus bandas,
palos y chimeneas.
La primera Reina del Mar no tuvo nada que envidiar, en
cuanto a programación y lujo, a las otras que les sucedieron hasta la fecha.
***
La elección de Mis Mar del Plata, se gestó en el
año 1952. La Dirección Municipal de Turismo, ente creado en el año 1940,
comenzó a auspiciar la elección de "Mis Mar del Plata". Primero fue
un tímido apéndice de los festejos de inauguración de la temporada,
celebraciones que aún guardaban un típico sabor localista, pese a la
presencia, en muchos inicios del verano, de personalidades nacionales.
A partir del año 1952, fueron elegidas como Mis Mar
del Plata, las siguientes señoritas:
- 1952/53: Marta Elsa Laffite. 1953/54: Elsa
Haydee Landaburu, de 17 años. 1954/55: Olga María Kesic, de
19 años. A partir de ese momento, los sucesos políticos acaecidos en el
país, provocaron otro paréntesis, extendido hasta el año 1967, en forma
oficial.
***
La pausa, si bien prolongada, finalizó con dos
importantes novedades. El reconocimiento de la "soberanía provincial"
de la Reina del Mar (que descartó el título de Mis Mar del Plata, de la década
de 1950) y la oficialización del acto de elección y coronación que, casi
ininterrumpidamente, se realizó en el Teatro Auditórium. Las jóvenes
elegidas, iniciaron también el rito de "presidir" los actos de
inauguración de la temporada. Se sucedieron así los nombres de: María
Cristina Serra, Marta López, Beatriz Callejón, Alicia Leoni y Mabel Carrique.
El homenaje a la belleza marplatense, se concretaba ya
en los planos nacionales, pues muchas de ellas compitieron con
"suceso" en los certámenes de "Mis Argentina", escalón
para la fama internacional.
***
Con
pujanza arrolladora, amparada en la disposición del gobierno central de dar carácter
nacional a la Fiesta del Mar, se consolidó en el año 1972 la tradición
de las reinas marplatenses.
En la temporada 1972/73, María Cristina
Irrurieta, inauguró la era de las "Reinas Nacionales del Mar". Le
sucedieron en, 1973/74: Viviana Romeu. 1974/75: Graciela Alessio.
1975/76: Patricia Viscay. 1976/77: Ana Luisa Czerner. 1977/78:
Inés Carreira. 1978/79: Mabel Kopp. 1979/80: Lilián Patricia
Touceda y así sucesivamente.
La tarea de "reinar" se hizo entonces más
difícil. Con las cartas credenciales que le otorga la ciudad, más su belleza,
actúa como embajadora del balneario y representa a la mujer de Mar del Plata,
una ciudad que se distinguió y se distingue por su capacidad de anfitriona que,
aunque en parte, delega tradicionalmente en su juventud.
Desde aquella joven maestra de 17 años, que fuera
coronada en el año 1910 en tan imponente fiesta, han pasado muchas décadas.
La hermosura de aquella muchacha no le fue en zaga a las de las actuales que
disputan el cetro. Han cambiado los ornamentos y también las normas. El pudor o
la moral de entonces, obligaba a un largo vestido de gala. Hoy día, la mujer
tiene más posibilidad de mostrar su belleza.
Al fin hay que reconocer que toda la estructura de
estas fiestas ha crecido. En el marco, en lo fastuoso. También en el público
que atrae.
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En el año 1963, falleció en Mar del Plata un
hombre que, simplemente, se llamaba José Giménez. Se puede asegurar que
siendo el autor de los versos más conocidos y repetidos en todo el país, muy
pocos -o nadie, salvo sus familiares directos-, lo recuerden en tal condición.
Giménez era contador de una empresa en Buenos Aires, era de origen español y
tenía 10 años cuando llegó a la Argentina.
En
una de sus vacaciones, en el año 1923, viajó a Santa Fe, donde vivían
parientes suyos. Fue entonces cuando una sobrina suya, maestra, le presentó un
inesperado problema. Debía preparar unos versos para que los leyera un
alumno en la próxima fiesta escolar y "no se le ocurría nada".
Giménez, aficionado a las letras, siempre había
manifestado cierta facilidad para rimar y de ahí que la sobrina le solicitó
ayuda. Entonces el contador escribió:
"En el cielo las estrellas,
en el campo las espinas
y en el medio de mi pecho,
la República Argentina"
No hay dudas que no se exagera al decirse que son los
versos más repetidos desde muchos años. Giménez en el año 1963 vivía
en Mar del Plata, en el barrio ubicado detrás de la estación del ferrocarril.
Entonces sufría una dolencia de la cual era atendido por el doctor Botazzi.
Falleció en Mar del Plata, a los 72 años de edad. Pido un homenaje a este
hombre anónimo.
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Desde el año 1888 y hasta alrededor de 1915, uno de los paseos preferidos por los veraneantes, era ir a la "Gruta de Egaña". Esta gruta, estaba ubicada en el sector rocoso cercano a la actual Playa Chica y llevaba tal nombre en recuerdo de su descubridor, un curioso inmigrante español.
Estaba formada por el caprichoso amontonamiento de
grandes peñascos y la entrada se hallaba cubierta por vegetación. En la
enorme cueva, la decoración natural se enriquecía por la presencia de vértebras
de ballenas arrojadas por el mar, mientras algas marinas tapizaban el suelo.
Los visitantes recorrían la fascinante cueva que luego ascendía por una escalera de peñascos. Musgos y arbustos que crecían en el interior adquirían una curiosa luminosidad, debido a los rayos de luz que se filtraban del exterior.
Los cronistas sociales de aquel entonces, afirmaban que ese era el lugar preferido para iniciar los romances veraniegos que, generalmente, terminaban en matrimonios. Incluso se aventuraban a dar detalles: "en 10 años, no menos de 200 parejas que habían cristalizado en familia, allí habían iniciado los primeros romances.
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...EN
REDACCIÓN./////////////////////
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